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domingo, 15 de abril de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 34.

*Antes de nada quería deciros que siento haber tardado tanto en publicar, he tenido problemas pero a partir de ahora intentaré publicar dos capítulos por semana :) Aprovecho para recordaros que tengo Tuenti (Loque Dice Una Mirada), Twitter (@LQDM_minovela) y que me podéis mandar cosas a loquediceunamirada@hotmail.com :D
Espero vuestros comentarios y a ver si os gusta el capítulo ^^

Al final iba a ir, después de hablar con Raúl decidió pasar un poco por alto todo el daño que le hizo y volver a empezar como amigos. Lo estuvo hablando conmigo, con sus amigas, con Josu y con Álvaro; a todos nos parecía bien que intentara empezar de nuevo. En mi opinión le iba a venir bien reconciliarse con el, ser amigos era un gran paso para superarlo todo.
Esa tarde llamó a su primo, se habían hecho buenos amigos en navidad y Carla quería invitarle a venir a nuestra ciudad a pasar los carnavales.
-¡Hola Miguel!
-¡Prima! ¿Qué tal?
-Bien, ¿y tu?
-Muy bien. Tendrás cosas que contarme, ¿no?
-Alguna... Siento no haberte llamado antes, ha habido problemas y exámenes.
-No pasa nada. ¿Qué querías?
-¡Ah si! ¿Te vienes la semana que viene a pasar los carnavales conmigo?
-¿A tu casa? ¡Genial! Ya hablo con mi padre y te digo.
-El tío es muy majo, seguro que te deja venir con tu prima pequeña.
Y si, el tío de Carla dejó ir a Miguel a pasar los carnavales con su prima. Esa semana ninguno de los dos tenía instituto a si que no fue ningún problema convencerlo. En cuanto llegó dejó sus cosas en la habitación de invitados y después Carla y él fueron a dar una vuelta por la ciudad. Era la primera vez que Miguel estaba allí y su prima aprovechó para hacer un poco de turismo. Al final acabaron en un parque, aquel sitio le encantaba a Carla, era donde siempre quedaba con sus amigas y con Álvaro. Comenzaron a charlar, en un mes habían pasado bastantes cosas, la chica le contó a su primo que estaba muy contenta con su novio, el problema de Lucía, que su mejor amigo estaba con Paula, que se había vuelto a hacer amiga de Raúl y también le habló sobre los disfraces de carnaval.
-Bueno, ¿y tu no tienes nada que contarme? ¿Qué tal con Raquel?
-Mal, hemos cortado.
-¿Qué ha pasado?
-Me engañaba con otro. Bueno, en realidad engañaba al otro conmigo. Cuando empezamos a salir ella ya tenía novio. No le pillé con el otro chico, pero cuando estábamos en mi casa le estaban llamando y cogí yo porque ella estaba en el baño. Mi sorpresa fue que cuando pregunté quién era el chaval me respondió: “El novio de Raquel, ¿quién eres tu?” Le contesté que era su otro novio y ese mismo día le pedí explicaciones. Me lo contó todo y cortamos, al día siguiente el otro chico también le dejó y ahora está sola y con muy mala fama por toda la ciudad.
-¡Se lo merece! Lo peor que puedes hacer en una relación es mentir.
Volvieron a casa y al día siguiente por la tarde quedaron con Paula, Lucía, Álvaro y Josu. Iban a ir con Raúl, Dani y Jon (el otro chico que conoció el día que fueron a por las entradas de “Soñando despiertos”) a preparar las cosas para la fiesta en el bar de la prima de Raúl. Cuando Carla y Miguel aparecieron todo fueron presentaciones, la chica se fijó en su amiga soltera, su sonrisa la delataba; en cuanto estuvieran un momento a solas Carla ya le iba a hacer un interrogatorio a Lucía sobre la imagen que tenía de su primo.
No era un local muy grande, pero estaba muy bien; tenía bastante ambiente y una decoración muy buena. La prima de Raúl era una chica joven, de unos 24 años que había montado aquel bar con su novio. Todos los que iban allí era gente joven y a Carla le encantó el sitio, estaba cerca del río, alejado del centro pero no en las afueras.
Todos pensaban que iba a ser una gran noche la de aquel sábado, empezaron a decorarlo y el siguiente día por la mañana terminaron. Esa noche iba a estar genial.

sábado, 31 de marzo de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 33.

-¿Muñecas de porcelana?
Carla y Paula hicieron la misma pregunta a la vez, era un tema algo extraño para el disfraz. Lucía era la que siempre pensaba la idea y hacía los dibujos de como sería el traje y el maquillaje, pintar y dibujar se le daba genial. Este año había tenido la idea de ir las tres de muñecas de porcelana pero a sus amigas no parecía hacerles mucha gracia ese disfraz. Lucía abrió su mochila y sacó su bloc de dibujo, pasó unas cuantas páginas hasta que dio con la que estaba buscando: las muñecas de porcelana.
-Si, muñecas de porcelana. El vestido es muy bonito, es una mezcla entre un vestido de época y uno de niña pequeña. He diseñado estos tres pero si no os gustan hago otros.
-¡Me encanta este! ¿Puede ser para mi?
-Si Pau ese para ti, ¡pero este me lo quedo yo!
-Genial, me dejáis a mi el que más me gustaba. Bueno, veo que al final os gusta la idea ¿no?
-Si, a mi me encanta.
-¡Son preciosos! ¿Y el maquillaje?
-A eso iba ahora Carla. He pensado en algo así, la cara muy blanca y los labios rojos, podemos hacer alguna grieta para que parezca que la muñeca está rota. Pero esos detalles ya los veremos...
Y así siguieron unos minutos más, hablando del disfraz para carnaval. El vestido no era difícil de hacer y el maquillaje también era muy sencillo, por lo que en una semana lo tendrían listo; para carnaval faltaban una semana y media, les daba tiempo de sobra. La duda que tenían Paula y Lucía era que todavía no sabían si Carla iría a la fiesta, intentaron convencerla unas cuantas veces más pero la chica no cedía. Paula le contó a Lucía la conversación que tuvo con Dani para que el chico hablara con su mejor amigo, ellas no sabían como había reaccionado Raúl, pero esperaban que accediera a convencer a Carla. Se dieron cuenta de que el chico había aprobado la propuesta cuando lo vieron acercarse por el patio del instituto.
-¡Hola chicas! Carla, ¿puedo hablar contigo un momento?
-No.
-Por favor...
-Está bien, rápido.
-Genial. Vemos a sentarnos allí, en el banco que está libre.
-¿Qué quieres, Raúl?
-Pues lo primero es que me he enterado de que no quieres venir a mi fiesta y me niego a que no vengas. ¡Quiero verte allí pasándotelo bien!
-Otro igual... No pienso ir.
-Sigues tan cabezota como siempre. Sé que no quieres ir por mi, todavía no me has perdonado y yo te entiendo. Fui un imbécil.
-Más que eso.
-Vale, si, mucho más que un imbécil. Pero puedes creer que me arrepiento con toda mi alma. No sé como se me pudo pasar por la cabeza liarme con Olivia teniéndote a ti a mi lado.
-No quiero hablar de eso...
-Carla, yo quiero solucionar las cosas y para eso hay que hablarlas. Déjame que te explique.
-Te escucho.
-Lo que tendría que haberte dicho hace mucho es que te quiero, te quiero muchísimo, de verdad. Ya sé que es difícil que me perdones e imposible que vuelvas conmigo, pero por lo menos me gustaría ser tu amigo. Esto ya te lo había dicho, pero no me hiciste ningún caso. Lo que quiero es que intentes confiar en mi, ser mi amiga. Eres una chica increíble, preciosa, inteligente, divertida, simpática,... y lo que yo te hice no tiene nombre. Cuando te perdí supe que tu eres la persona que quiero a mi lado, aunque ahora eso ya no sea posible. Solo te pido que vengas a la fiesta y que estemos como amigos, quiero demostrarte que no te voy a volver a fallar y que he cambiado, por ti. Eres la chica más impresionante que he conocido en mi vida, con esa sonrisa tuya que me encanta y esos ojos que hipnotizan, tu risa contagiosa que siempre hace que me ría sin saber por qué, y me enamoras todavía más cuando te sonrojas porque están hablando bien de ti, como ahora. Cuando estábamos juntos hice promesas que no cumplí, te engañé con Olivia y es algo que nunca me podré perdonar, pero hay algo que sí cumplí y que durará para siempre: te quiero Carla.
¿Cuál fue la respuesta de Carla? Mil lágrimas y un abrazo, eso era todo lo que podía hacer en ese momento.

*Siento haber estado sin publicar toda la semana, pero ya os dije que no iba a poder. Espero que os guste este capítulo y me encantaría que me dejarais un comentario diciendo si creéis que Carla va a perdonar a Raúl o no :) Un beso ^^

domingo, 25 de marzo de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 32.

Principios de enero, el curso volvió a empezar tras unas merecidas vacaciones para todos. Carla y Paula estaban felices con sus novios y Lucía poco a poco iba volviendo a la normalidad; aquella noche le cambió mucho. Un par de veces yo estuve hablando con ella para hacerle un favor a Carla, las chicas me caían muy bien y sigo manteniendo el contacto con ellas. Lucía no sabía mucho sobre el chico que conoció en aquel bar, pero gracias a que le llevó a su casa le pudo denunciar. Con esa dirección podrían detenerle, pero como todos sabemos, la justicia es lenta. Lucía tenía horribles pesadillas pero se despertaba pensando que le iban a encerrar, lo que más deseaba era no volver a saber nada de él. Rubén, jamás se le olvidará ese nombre.
Durante este mes de enero Carla venía a verme con menos frecuencia, me sorprendía mucho la rapidez a la que estaban evolucionando sus problemas y sus preocupaciones. Álvaro le ayudaba mucho y sus amigas también, lo que todavía no llevaba muy bien era lo de cruzarse con Raúl en los pasillos y no era porque seguía sintiendo algo por él, era porque le recordaba todo el daño que le hizo. Su relación con Valentina tampoco había mejorado mucho, en realidad, parecía que empeoraba por momentos; ahora que ya no estaba con Raúl, Carla no entendía porque la chica no dejaba de meterse con ella. Yo seguía haciendo todo lo que podía para ayudarle a que no se preocupara por cualquier cosa, lo que empezamos a hacer fue ir a tomar café algunos días. Nos empezamos a llevar muy bien y aunque la relación psicóloga-paciente estaba disminuyendo siempre nos quedaría esa amistad tan extraña que formamos.
El año empezó bastante bien, el primer mes de clase pasó rápido y antes de que se dieran cuenta ya estaban los carnavales a la vuelta de la esquina. Paula y Josu estaban muy bien juntos, al igual que Carla y Álvaro; Lucía consiguió superar aquel encuentro y decidió que iba a empezar a fijarse más en los chicos con los que se juntaba, quería una relación más seria, no chicos de hola y adiós.
-¡Mis chicas!
-¡Hola Lu! ¿Ya has pensado el disfraz de este año?
-¿Carla, lo tengo que pensar yo siempre?
-Sabes que si, Paula y yo confiamos en ti.
-Si, ¡tu eres la de las ideas locas!
-Bueno, tal vez he tenido alguna idea... Mañana os traigo los bocetos de los trajes.
-¡Cuenta!
-¡Eres muy impaciente Carli! ¡Es una sorpresa!
-Bueno, ¿y has pensado alguna fiesta?
-¿Paula preguntándome por una fiesta? No te reconozco amiga... ¡Tu eras una buena influencia para mi!
-Que tonta... ¡Hoy tienes ganas de tonterías, eh!
-Bueno Lu, cuenta lo de la fiesta.
-Lo que usted diga, señorita Ruiz. Pues había pensado en hacer en mi casa una fiesta de disfraces, la de principio de curso no estuvo nada mal. Pero me he enterado de que Raúl va a dar una en el bar de su prima y contra eso no podemos competir. Además ya ha invitado a las dos clases y a nuestra fiesta no vendría nadie. El caso es que nosotras también estamos invitadas, por lo que ya tenemos plan para el sábado de carnaval.
-Yo no voy.
Carla se fue, no iba a ir a la fiesta de Raúl, lo tenía claro, sus amigas intentaron convencerla pero sin éxito. Josu estuvo hablando con ella pero tampoco consiguió nada, al final fue Paula la que pensó la forma de que Carla fuera a la fiesta. La chica se llevaba bien con su ex-novio y estuvo hablando con él para que le dijera a Raúl que convenciera a Carla. Dani estuvo hablando con su mejor amigo sobre la chica, él sabía que Raúl todavía le quería y no entendía como pudo ser tan idiota de engañarle. Consiguió convencerlo de que fuera a hablar con Carla para que las chicas fueran a la fiesta, porque si no iba una no iba ninguna, ahora el problema era de Raúl, ¿cómo iba a convencer a su ex para que fuera a su fiesta?

*Espero que os guste :) Siento deciros que voy a estar una semana sin publicar pero el sábado tenéis capítulo seguro :D Está sin revisar a si que si hay alguna falta de ortografía lo siento xD
Un beso y espero vuestros comentarios ^^

viernes, 23 de marzo de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 31.

Nuevo día, Lucía se despertó gritando por la pesadilla que había tenido, cuando pensaba que todo había sido un mal sueño recordó lo que la noche anterior había sucedido; no era una pesadilla, era real. Se levantó asustada y se dirigió hasta el baño para lavarse la cara con agua fría y despejarse un poco. Mientras, en la habitación, Carla se despertó y al ver que Lucía ya se había levantado pensó que lo mejor sería despertar también a Paula; ese día ninguna se iría de aquella casa sin saber lo que había pasado.
Lucía se tranquilizó y volvió a la habitación, sus dos amigas la miraron preocupadas por los pequeños arañazos que se veían en algunas partes de su cara; los moratones y los rasguños que escondía debajo del pijama eran mucho peores y lo que más preocupaba a las tres chicas era el motivo de ellos.
-Lucía por favor, cuéntanoslo.
-Estamos preocupadas, entiéndenos...
-Si os entiendo Carla, pero es muy difícil.
-Yo fui capaz de contaros mis problemas. También fue muy complicado para mi, pero sé que puedo confiar en vosotras y que me vais a ayudar.
-Esta bien, os lo cuento ahora. Aunque no tengo muchas ganas de hablar de ello...
“Ayer por la tarde vosotras habías quedado con vuestros novios y yo decidí ir a tomar algo. No tenía ganas de ir a la heladería de siempre, así que fui a una pequeña cafetería que está por la parte vieja. Allí me senté y pedí un café. Vi que en una mesa había un chico guapísimo algo más mayor que nosotras y no pude evitar quedarme mirando. A los pocos minutos él se acercó y me preguntó si podía sentarse conmigo, me pareció muy majo y además guapísimo, por lo que le dije que sí. Se llama Rubén. Estuvimos hablando un buen rato y puedo aseguraros que es muy listo. Yo pensé: “listo, guapo y simpático, ¡lo tiene todo!” Sobre las siete nos levantamos y fuimos a dar un paseo, a mi me pareció la persona más amable que había conocido nunca. Cuando pasó un tiempo y empezaba a refrescar me invitó a su casa y yo le dije que sí otra vez. Caminamos un poco y unas calles más abajo tenía el coche aparcado, el chico me transmitía seguridad y confianza por lo que me monté sin preocuparme por nada. En diez o quince minutos llegamos a su casa y subimos, nos sentamos en el sofá y me besó; en ese momento yo solo pensé: “bueno, otro lío más...¡No tengo novio, qué más da!” Y entonces le seguí el juego, después estuvimos cenando allí y nos lo pasamos muy bien, no os lo voy a negar. Al terminar volvimos a sentarnos en el sofá y allí siguió besándome, pero esta vez el quería algo más. Yo me negué y él se puso como loco, comenzó a pegarme y yo me fui corriendo de la casa. Me persiguió durante un buen rato y me siguió pegando en una calle donde no había nadie. Al final, conseguí escaparme otra vez y él se marchó, yo, por si se le ocurría volver, fui como pude hasta el callejón donde me encontrasteis.”
Increíble, Lucía comenzó a llorar nada más terminar de hablar, mientras les contaba todo a sus dos mejores amigas la voz se le cortaba y muchas veces no le salían las palabras. Cuando terminó, las dos chicas se quedaron con la boca abierta; suponían que su amiga había tenido alguna pelea o algo así, pero nunca se les habría pasado por la cabeza que fuera por ese motivo. Ahora comprendían a la perfección porque Lucía estaba tan asustada y entendían que para ella era difícil hablar de eso, pero era mejor que se desahogara; y Carla lo sabía mejor que nadie.

*Espero que os guste el capítulo 31 y como siempre os digo, me gusta que comentéis y que me digáis vuestra opinión :)

martes, 20 de marzo de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 30.

Terminaron de cenar y todos se fueron a casa, las parejas se separaron y los chicos fueron en una dirección y las chicas en la otra, vivían en sitios opuestos de la ciudad. Paula y Carla no dejaban de hablar de lo bien que se lo habían pasado, las dos estaban completamente enamoradas de sus novios. Lo que no sabían era que Lucía no lo estaba pasando tan bien. Antes de llegar a casa el móvil de Paula empezó a sonar y a vibrar en su bolso, al mirar la pantalla y ver quien era la que le estaba llamando a esas horas de la noche se preocupó.
-¡Paula, Paula!
-¿Ha pasado algo Lu?
-No te lo vas a creer, por favor ven a buscarme...
-Lu, por favor, tranquilízate y deja de llorar. Estoy con Carla, explícanos donde estás que vamos hacia allí.
-Estoy en frente de la iglesia vieja, en el callejón, cerca del cementerio.
-¿Qué haces allí? Bueno, ahora vamos, no te preocupes.
-Gracias Pau, venir rápido por favor.
Paula le contó a Carla rápidamente la breve conversación que había tenido con Lucía. Las dos amigas se dirigieron corriendo hacia el cementerio, era de noche y aquellas calles estaban desiertas, la mayoría de las casas de esa zona estaban deshabitadas. A pesar de que cuando Lucía les había llamado estaban en el centro de la ciudad y el lugar al que se dirigían estaba a las afueras, en unos quince minutos ya estaban allí. Les pareció ver a una persona acurrucada en el suelo contra la pared, se acercaron con la esperanza de que fuera su amiga y no un mendigo con ganas de pelea.
-Chicas...
-¡¿Qué te ha pasado?!
-Tengo miedo.
-Vamos Pau, ayúdame a cogerla
-Si, ahora mismo la llevamos hasta mi casa. Hoy duermes conmigo, no puedo dejarte así.
-Gracias Paula.
Lucía tenía la camiseta rota y manchada, algún arañazo por la tripa y por los brazos, y bastantes moratones en diversas partes del cuerpo. Tenía mucho miedo y no era capaz de hablar sobre lo que le había pasado esa noche, no podía dejar de llorar. Estuvieron caminando más de media hora pero entre las dos consiguieron llevar a su amiga hasta la casa de Paula. Carla llamó a su madre y le dijo que se quedaría a dormir en su casa, esa noche ninguna de las dos era capaz de separarse de Lucía.
Las chicas llevaron a su mejor amiga hasta una habitación y allí le tranquilizaron, le desinfectaron los rasguños y le ayudaron a ponerse un pijama de Paula, su ropa estaba para ser tirada a la basura.
-Lu, por favor, cuéntanos a Paula y a mi que te ha pasado.
-Si, estamos muy preocupadas por ti.
-No puedo, tengo miedo.
-Por favor, no sigas llorando, nos duele verte así.
-No puedo, Carla, no puedo...
-Lucía, nos lo vas a contar quieras o no. Somos tus mejores amigas y no podemos quedarnos de brazos cruzados después de verte en esas condiciones.
-Te guste escucharlo o no, Paula tiene razón. Tienes que confiar en nosotras.
-Si yo confío, chicas. Pero no puedo.
Paula y Carla no sabían que hacer, Lucía no hacía más que decir que no podía decirles nada y que tenía miedo. Las chicas sabían que ella les contaba absolutamente todo, por lo que debía de ser algo más serio de lo que pensaban. Carla no era capaz de quitarse de la cabeza la imagen de Lucía en el callejón llena de arañazos, con la ropa hecha trizas, llorando sin parar, asustada,...
Cuando intentaban sacar el tema para que Lucía les contara lo que le había pasado esa noche, la chica se ponía a llorar otra vez. Las dos se habían olvidado completamente de sus chicos y de la magnífica velada que habían pasado los cuatro juntos. Paula no dejaba de preguntarse con quién habría estado Lucía esa noche y Carla solo podía imaginarse mil situaciones horribles en las que su mejor amiga sufría y quedaba con el mismo aspecto con el que se la encontraron. Después de mil preguntas sin respuesta decidieron irse a dormir; ya hablarían al día siguiente cuando su amiga estuviera más calmada.

*Gracias por los comentarios en el capítulo anterior. Quiero aclarar que aunque deje de publicar la novela (que no creo que lo haga) seguiré escribiéndola, tengo pensado terminarla y después reescribirla porque tiene muchos fallos... 
Bueno, espero que os guste el capítulo y sigo agradeciendo los comentarios eh ;)

sábado, 17 de marzo de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 29.

“¡Hola Josu! ¿Puedes quedar hoy por la tarde? Quiero hablar contigo ;) Un beso, Paula” Mandó el sms mientras volvía a casa para comer, ya había hablado con Dani, que no se había tomado muy bien la noticia de romper. Tras estar un rato largo intentado no hacerse daño el uno al otro quedaron como amigos, podía resultar difícil al principio, pero seguro que lo conseguían; Dani no se parecía en nada a su mejor amigo, con Raúl era casi imposible llevarse bien. Inmediatamente le llegó la respuesta de Josu: “Hola :) Claro que puedo quedar, a las 5 donde siempre ¿vale? Te quiero”
Carla y Paula, cada una en su casa, se prepararon rápidamente cuando terminaron de comer, las dos habían quedado con sus chicos. Paula fue la primera en salir de casa, “a las cinco donde siempre” le había dicho Josu, a menos cuarto ya estaba allí.
-¡Hola! Ya veo que tu también has llegado pronto.
-Si, tengo algo que decirte y estoy un poco nerviosa...
-¿Qué te parece si vamos a tomar algo?
-Genial.
Caminaron hasta un bar cercano, Paula no conseguía tranquilizarse, pero tenía que sacar el tema de alguna forma; la pregunta era ¿cómo? Después de pedir no tardaron mucho en servirles sus bebidas, Paula bebió un trago y comenzó a hablar, le temblaba la voz, pero no se iba a ir de allí hasta decirle a Josu todo lo que sentía por él.
-He cortado con Dani.
-Lo siento, ¿qué ha pasado?
-Me está empezando a gustar otro chico.
-Ah... ¿Puedo saber quién es?
-Deberías saber quien es.
-No entiendo.
-Eres tu, bobo...
-¿En serio?
-Si, en serio.
-Te quiero, Paula.
Tras mil palabras de amor los dos salieron del bar y entre besos llegaron a un parque donde se sentaron en la hierba. Lo que no sabían era que en ese mismo parque, a escasos metros de ellos, estaba Álvaro esperando su novia.
-¡Hola Álvaro!
-Hoy la tierra y los cielos me sonríen,
hoy llega al fondo de mi alma el sol,
hoy la he visto... la he visto y me ha mirado,
¡hoy creo en Dios!
-Me gustan tus saludos, cari. Solo te ha faltado un beso...
-Bueno, si me lo pides...
Y después de un largo beso comenzaron a pasear, Carla no dejaba de pensar en la poesía que Álvaro le había recitado nada más llegar; estaba completamente segura de que el poema de navidad se lo había regalado él. Tras un rato hablando decidieron ir a cenar los dos juntos a una pizzería que no quedaba muy lejos; Carla llamó a su madre para pedirle permiso, no le costó mucho ya que últimamente le dejaba mucha libertad, Carmen confiaba en ella. La chica no paraba de darle vueltas a la cabeza, ¿habría sido él?
-Quiero hacerte una pregunta, Álvaro. ¿Fuiste tu el de la poesía?
-¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
-¿Eso es un sí?
-Si, es un si. Te quiero Carla, recuérdalo.
-Yo también, y mucho. Otra pregunta, ¿de quién son las poesías?
-La de navidad la hice yo y las dos que te recitado hoy son de Bécquer.
-Imaginaba que la del regalo era tuya, tiene un toque personal que me encanta; pero no tenía ni idea de que las otras eran de Bécquer...
-Igual te suena alguna más conocida como:
“Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... yo no sé
que te diera por un beso.”
-Me encantas.
Continuaron caminando hasta que se encontraron con Paula y Josu; por lo que Carla vio, ya estaban juntos. Se puso muy contenta por sus amigos y les invitó a ir a cenar con Álvaro y con ella a la pizzería. La pareja aceptó y los cuatro se dirigieron al local, era un sitio pequeño y agradable donde la comida estaba deliciosa.
Estuvieron toda la noche riendo entre bromas y recuerdos, se lo pasaron muy bien. Las chicas con sus novios y los chicos con sus novias, todo fue perfecto, por lo menos para ellos.

*Ya lo dije en Tuenti, pero lo digo también aquí. Sé que estos últimos capítulos son algo más flojos y que la historia ya no es tan interesante; pero es que estos días he estado más centrada en otra novela (en mi opinión es mucho mejor aunque todavía no la voy a publicar). Pero bueno, a lo que iba, tengo la impresión de que ya casi nadie lee mi historia y me gustaría pediros a todos los que me leéis que me dejéis un comentario; porque yo no quiero dejar de publicar la novela pero publicarla para que no la lea nadie...
De todas formas, muchas gracias a todos los que leéis LQDM e intentaré que la historia sea más interesante ;)

lunes, 12 de marzo de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 28.

Caminaba nerviosa hacía la plaza principal, volvía a llegar tarde, Álvaro ya debía de estar allí esperándola. Cuando le vio a lo lejos un escalofrío recorrió su cuerpo, intentó acelerar el paso pero hacía tanto frío y llevaba tantas capas de ropa puestas que le resultaba imposible ir más rápido. Por fin llegó y se saludaron con dos besos, Carla no sabía por donde empezar ni como sacar el tema.
-¿Qué tal las vacaciones?
-Muy bien y ¿tu?
-Bien, aunque ya te lo dije el otro día, te he echado mucho de menos, Carla.
-Yo también. Mira, quería decirte una cosa pero no sé como...
-Dila, sabes que puedes contarme lo que quieras.
-Te quiero.
Y por una vez, fue la chica la que se acercó a besarle. Un beso que él no rechazó, el beso más deseado por ambos, su primer beso; un beso largo y apasionado que no cesó ni cuando la lluvia empezó a caer. Ese ocho de enero lo recordarían siempre, el día que comenzaron a salir juntos, eran felices, muy felices. Álvaro se alegraba de que por fin hubiera pasado lo que tanto tiempo llevaba deseando y Carla estaba contenta por haber encontrado a un chico como él.
Cuando cesó la lluvia fueron agarrados de la mano hasta el paseo que bordeaba el río, los dos reían y se divertían. Carla, poco a poco, volvía a ser la misma de siempre, y aunque el chico no sabía nada a cerca de sus problemas, notaba que estaba mucho mejor que cuando la conoció, sus ojos brillaban de una forma especial, enamoraban incluso más que el primer día que se vieron.
Tras estar un rato caminando por allí, con besos, abrazos, sonrisas y palabras llenas de amor y cariño, se empezaron a alejar del pequeño parque donde habían acabado. Antes de irse a Carla le pareció ver a Josu, sin dudarlo la pareja se acercó a donde estaba el mejor amigo de la chica. Él estaba dado la vuelta, por lo que no les vio; por un lado apareció Paula que tampoco se fijó en ellos, se acercó al banco donde estaba Josu y le dio un beso en al mejilla. Carla estaba muy extrañada y se acercó más a ellos, estuvieron hablando un poco, al parecer en esas vacaciones se habían hecho muy amigos.
Al día siguiente Lucía y Paula fueron a casa de su mejor amiga, todas tenían algo que contar, no había ni una mala noticia.
-Empiezo yo chicas, ¡estoy saliendo con Álvaro!
-¡Oh! Me alegro mucho Carla, de verdad.
-¡Se veía venir! Me alegro mucho por vosotros Carli. Paula, te toca.
-Creo que ya no quiero a Dani, voy a cortar con él. Estoy enamorándome de otra persona...
-¿De quién? ¿De quién? ¿De quién?
-Creo que yo ya lo sé... ¡Josu!
-Paula, ¿Carla tiene razón? ¿Te gusta Josu?
-Si...
Y estuvieron así un rato más, felicitando a Carla por su nuevo novio y haciéndole un interrogatorio a Paula sobre su romance con Josu. Al principio Lucía y Paula pensaban, al igual que yo, que ese chico tan amigo de Carla sentía algo por ella, pero su amiga les había dicho mil veces que solo eran amigos, muy buenos amigos. Ahora Lucía ya estaba convencida de que se equivocaban, Josu siempre había querido a Paula, ¡qué bien lo disimulaba!
-¡Tranquilas chicas! Con tanta emoción y tanto amor en el ambiente no me habéis dejado contaros mi buena noticia.
-¡Pues a que esperas Lu!
-¡Eso, habla! Que cuando terminemos de celebrarlo voy a llamar a Dani para quedar mañana y cortar...
-Sabéis que a principios de abril es mi cumpleaños, bueno, pues he estado hablando con mis padres sobre lo que quiero y no tienen pensado comprarme una moto...
.¿Y esa es la buena noticia?
-Ahora viene lo bueno Pau. ¡Me han dicho que por mi 17 cumpleaños me van a regalar cuatro billetes para ir a Roma en verano!
Tres billetes para tres amigas, solo tenían que encontrar a un adulto que utilizara el cuarto. ¿A quién llevarían?

*Espero que os guste el capítulo 28 :) Últimamente no estoy muy inspirada en esta historia y creo que se nota... pero bueno, dejadme comentarios con vuestra opinión ^^

miércoles, 7 de marzo de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 27.

Estaba contenta, al día siguiente volvería a su ciudad y hablaría con Álvaro para quedar con él el miércoles, le iba a confesar sus sentimientos, estaba preparada para hacerlo. Los nervios invadían cada parte de su cuerpo, aún así no se iba a echar atrás. Ya había pensado en ello y sabía que era lo mejor, aunque era la primera vez que iba a decirle todo lo que sentía a un chico, sería porque con él se sentía bien, a gusto y especial.
El día de reyes terminó con una sorpresa y otro regalo, su madre entró en su cuarto con un sobre grande en las manos diciendo que era para ella, ¿qué sería? Y, ¿de quién? Porque en el paquete no ponía remitente...
Lo tocó un poco para adivinar lo que era, estaba duro parecía un libro, no aguantaba más y lo abrió feliz a pesar de no saber quién se lo mandaba. En el interior encontró, como ella había adivinado, un libro, había oído hablar de él, era una novela juvenil romántica llamada “El último beso”. Lo cogió emocionada ¿quién podía saber que quería leerse ese libro? Junto al título había un post-it que decía: “espero que nunca llegue”, no pudo evitar sonreír con esa ocurrencia, le encantaría saber quién era el chico que tantas molestias se había tomado.
Justo cuando iba a coger el sobre para tirarlo vio que dentro todavía quedaba algo más, una hoja de papel con un título grande de color azul en la parte superior, “Lo que dice una mirada” se llamaba. Estaba escrito todo el folio, parecía un poema. ¿De verdad alguien se iba a molestar en escribirle una poesía? Tardó un poco en reaccionar y empezar a leerla, esto era lo que estaba escrito en el papel:

Lo que dice una mirada”
Día de navidad,
Día de mi ser en superioridad,
el amor estaba siempre atendido,
Un enigmático sentimiento nunca vivido,
Querida fantasía que quería hacer costumbre,
Herida maestría que merecía una poesía,
Ansiado día en el que podía oír su melodía,
Amada mía que hacía en mi corazón alegría,
Atisbada filosofía que yacía en la razón de mi melomanía,
Marchada de tu abadía que sería una agonía lúgubre,
Atada más tardía que debería acabar conmigo,
Apuñalada más ardía que caía en el olvido,
Balada más impía que perdía creencias contigo,
Escalada mas tardía a lo que medía lo vivido,
Pero el destino me conquisto y me llevo al infinito insuperable; pues me trajo a;
Carmín influyente que me alejan de lo inexistente cuyas formas son indescriptibles,
cuyos besos; rocíos de bondad; son inalcanzables,
instante cuya inagotable devoción es la protagonista de mi corazón,
Alegría inminente que me acerca a lo existente cuyas normas inplasmables son inestimables,
cuyas miradas atisbadas permanecen impasibles,
atisbo cuya insondable instante de admiración a tu amadía me llena de verdad,
Ramas de dios como cascadas cuyas hormas indescriptibles son imposibles,
cuyos reflejos inatisbables deslumbran hasta a los más indeslumbrables,
Limbo cuyos irrealizables atisbos provocados por tu atracción hacen melodía y poesía de ángeles inalcanzables e irrefrenables en los versos de mi alma y me convierte en invencible,
Amada inquebrantable cuya templanza conlleva triunfos de grandeza y nos convierten en insuperables;
Y su propio nombre ya lo he dicho y lo que me hace sentir lo admito intangible,
Mas tu beldad deslumbra lo indeslumbrable,
Pues tu ciencia me hace sentir increíble,
Porque tu eminencia me hace sentir invencible,
Pues tus palabras hacen que las mías sean entendibles,
Mas tu corazón y el mío son inseparables,
Porque tu apariencia me haces existir imparable,
Pues mis ideas sin tu admiración son deleznables,
Mas mis latidos sin los tuyos son de mi alma una muerte inevitable,
Porque tu presencia hace permitir a mi corazón latir inextinguible,
Mas tú; y solo tú; me haces admitir que eres la única razón de mi existencia,
Día en el que ansío tu complacencia,
Día en el que una mirada me hace amarte con insistencia;
Pues esto es lo que dice una mirada.

Sencillamente increíble, esos ojos verdes se inundaron y las lágrimas empezaron a resbalar por sus mejillas. No sabía quién había sido y aún así le encantaba que hubiera gente tan preocupada y pendiente de ella, gente que le quería. Y además, lo de las iniciales de las palabras formando su nombre le encantó, ¡qué original! Le gustaba porque era muy cercana, podía sentir el amor a través de cada verso, de cada palabra, de cada letra. Era lo más bonito que habían hecho por ella en toda su vida.
Esa noche le costó conciliar el sueño, no dejaba de pensar en Álvaro y en la poesía que había recibido, ¿habría sido él? No lo sabía, pero esperaba que sí; después de decirle que le quería le preguntaría sobre el poema. Entre pensamiento y pensamiento al final consiguió dormirse.
Al día siguiente se despertó tarde y después de comer montó en el coche con su madre y se pusieron en marcha, su ciudad estaba a cuatro horas por lo que no llegaron muy tarde. Carla seguía nerviosa, llegó a casa y se tumbó en su cama, tenía que pensar en que era lo que quería decirle... Pero eso ya lo sabía, ¡tenía que decirle que le quería!
Un par de horas más tarde, antes de cenar, el móvil de la chica sonó y como siempre cuando estaba nerviosa, no miró quién era la persona que llamaba. ¡Estaba deseando que fuera Álvaro!
-¿Si?
-¡Hola prima!
-Ah, eres tu...
-Vaya, cuanta alegría.
-Lo siento, es que pensaba que eras otra persona.
-¿Álvaro?
-Si...
Estuvieron un rato más hablando, Miguel le contó que estaba muy contento con Raquel y Carla le dijo que estaba esperando a que Álvaro le llamara para quedar al día siguiente y confesarle sus sentimientos. Unos minutos más tarde se despidieron y Carla se tumbó en la cama junto a su móvil esperando a que su chico lo hiciera sonar.




* Siento haber tardado en publicar, pero este capítulo contaba con colaboración especial y como se suele decir: lo bueno se hace esperar. Pero ya está aquí, la gran sorpresa de este capítulo es la increíble poesía, escrita únicamente para "Lo que dice una mirada" :) Quiero dedicarle este capítulo al poeta, un gran chico que he podido conocer gracias a esta novela y que me hizo el enorme favor de escribir el poema. Se lo agradeceré una y mil veces, MUCHÍSIMAS GRACIAS ERIC ;)
 Aparte de esto os digo lo de siempre, espero vuestro comentarios diciéndome vuestra opinión del capítulo y en especial, quiero saber vuestra opinión sobre la novela en general, me gustaría saber si os está gustando como va evolucionando la historia :D
 Bueno, creo que no tengo nada más que decir xD Agradecerle otra vez a Eric su maravilloso trabajo y espero que os guste tanto como a mi :)
 ¡Un beso! :3

jueves, 1 de marzo de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 26.

-¡Buenos días princesa!
-Buenos días mamá.
-Desayuna algo y después te doy tu regalo de reyes.
-¡Vale!
Carla desayunó rápido, estaba deseando ver el regalo de su madre, aunque ella seguía totalmente en contra de todo lo relacionado con el consumismo navideño. ¡Pero esperaba que fuera lo que ella quería! Abrió el primer paquete del día, envuelto en un fino papel rojo con motivos navideños. Carla es muy impaciente, aún así desenvolvió el regalo muy lentamente y sin romper el envoltorio, le gustaba sentir esa intriga. Cuando terminó con el papel abrió la caja y vio un álbum de fotos, se sorprendió mucho pero solo la idea le encantaba. En la portada había una foto suya con sus padres y encima, a modo de título, ponía: “Para que siempre te acompañen tus recuerdos”. Se echó a llorar, estaba emocionada y empezó a pasar páginas, el álbum estaba lleno de fotos con su padre y con su madre y de ella cuando era pequeña. ¡Sin duda, era el mejor regalo que le habían dado en toda su vida! Se lo agradeció una y mil veces a su madre, sin parar de llorar le dio un beso y un fuerte abrazo; no era tan mayor, seguía siendo su niña.
Un día más, como otro cualquiera, volvió a juntarse con su familia en casa de sus abuelos y, para su sorpresa, su primo le regaló la pulsera que ella quería.
-¡Gracias, no tenías que haberte molestado! Pero, ¿cómo has sabido que era este el regalo que quería?
-No me tienes que agradecer nada, te lo mereces todo y más, prima. No era difícil saberlo, te vi mirándola en un escaparate en noche vieja.
-De verdad, mil gracias. ¡Te quiero!
Le dio un beso en la mejilla y siguieron hablando. Al parecer, Miguel estaba loquito por una chica que Carla conoció cuando salieron de fiesta, ¡pero no quería decirle quién era! Al final acabó cediendo y se lo contó, Raquel, se llamaba Raquel. Carla la recordaba, era una chica pelirroja muy guapa y simpática, le gustaba para su primo. Ella decidió ayudarle a salir con la pelirroja, aunque Miguel no quería contárselo por ese motivo ¡no quería que su prima hiciera nada! Pero ya era tarde, Carla tenía el número de Raquel y no dudó ni un instante en llamarla e invitarle a ir a su casa un rato, le dio la dirección y quedaron unas horas más tarde.
A las cinco y media Carla y Miguel estaban en el salón de la casa de la chica esperando a que Raquel llegara. Carla intentaba tranquilizar a su primo, pero no lo conseguía, no dejaba de decir que su prima estaba loca y que no debería haber accedido a ir. El timbre sonó y tras abrir la puerta, Carla invitó a Raquel a entrar, le acompañó hasta el salón donde estaba su primo y dijo que tenía que irse, que en diez minutos volvía.
Cuando salió de la casa cogió su móvil, necesitaba llamar a Álvaro, llevaba tres días sin saber nada de él y le echaba mucho de menos.
-¡Hola feo!
-¡Hola enana! ¿Qué tal todo por ahí?
-Bastante bien, ¿y tu?
-Echándote de menos cada segundo que pasa... ¿Cuándo vuelves?
-Mañana por la tarde, ¿quedamos pasado mañana? Es que tengo que hablar contigo.
-Vale, el martes por la noche te llamo y quedamos el miércoles por la mañana. ¿Te parece bien?
-¡Genial! Bueno, me tengo que despedir ya. ¡Adiós Álvaro, te quiero!
Colgó sin darle tiempo a responder, era la primera vez que le decía “te quiero” con sus sentimientos hacia él confirmados. Volvió a casa y cuando entró en el salón vio a su primo dándole un beso a Raquel, no pudo evitar reírse y llamarle “prima”. Parecía que la chica estaba pasando mucha vergüenza, sin embargo Miguel le sonrió a Carla dándole a entender que todo había salido a la perfección.

*Espero que os haya gustado el capítulo :) Os agradecería muchísimo que me dejarais un comentario con vuestra opinión y diciéndome vuestra parte favorita o lo que menos os ha gustado :) ¡Un beso!

lunes, 27 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 25.

La fiesta había comenzado, iban todos de bar en bar bailando, bebiendo y riendo, alguno por chistes o recuerdos graciosos y otros, simplemente, por el efecto del alcohol. A Carla nunca le había llamado mucho la atención ese rollo pero tenía que reconocer que le estaba gustando, se lo estaba pasando muy bien; aunque seguía prefiriendo fiestas con gente conocida. La verdad es que los amigos de su primo eran muy majos, y sus amigas también, exceptuando a alguna con la que había empezado con mal pie. Esa noche de fiesta sirvió para que Carla y Miguel volvieran a coger confianza, seguían sin llevarse tan bien como cuando eran pequeños, pero su relación había mejorado muchísimo.
Casi eran las cinco de la madrugada cuando un amigo de su primo fue quien le hizo abrir los ojos, ese chico tan lanzado hizo que se diera cuenta de a quién quería. Ella estaba bailando con unas amigas de Miguel y un chico se le acercó por la espalda, creo que me dijo que se llamaba Alex. Se pusieron los dos a bailar y a hacer el tonto, un rato después salieron del bar en dirección a otro, que, por lo que le habían dicho, estaba unas calles más abajo. Por el camino Alex le dijo que era muy guapa y le preguntó si quería salir con él, antes de que Carla pudiera contestar el chico se inclinó y le besó. Ella estaba muy asombrada y lo primero que hizo fue abrir la mano y golpearle en la cara, después se dio cuenta de lo que había hecho y le pidió perdón aunque la chica sabía que era él el que tenía que disculparse por haberle besado. En ese momento solo pensó en una persona, en como se sentiría si hubiese visto ese beso, seguro que estaría decepcionado y triste.
Carla se empezó a alejar por la calle en dirección contraria, no quería volver a casa pero tampoco tenía ganas de seguir de bar en bar, para ella la fiesta se había terminado; el año había empezado y ella ya lo había celebrado, además necesitaba pensar. Miguel le vio alejarse y fue a hablar con ella.
-¡Prima! ¿Ya te vas a casa?
-A casa no, pero no me apeteces seguir con la fiesta.
-No será por lo de Alex, ¿no?
-¿Ya te has enterado? ¡Cómo vuelan aquí las noticias!
-Es uno de mis mejores amigos, me lo ha contado y sinceramente creo que has hecho lo que tenías que hacer. Alex es muy buen chaval, no estarías mal con él, pero se ha pasado. ¡A mi prima no la toca nadie!
-¡Gracias, gracias! Tampoco me ha molestado tanto, pero me ha hecho pensar.
-Me alegro de que no se lo hayas tenido en cuenta, él no suele ser tan impulsivo pero creo que los cubatas ayudan mucho en estas cosas... Bueno, y dime ¿en qué te ha hecho pensar?
-En Raúl, en Álvaro y no sé por qué, pero también en Josu.
-¡Cuántos chicos! Tenías razón antes, te llega y te sobra con los pretendientes que tienes.
-No son mis pretendientes... Josu es mi mejor amigo y Raúl mi ex.
-Claro... ¿Y ese tal Álvaro?
Carla solo fue capaz de sonreír, una sonrisa de niña pequeña, de enamorada; no le salían las palabras, le quería, ahora estaba segura. Estuvo a punto de llamarle y decirle que quería estar con él, que le echaba de menos, pero se contuvo y se limitó a mandarle un SMS para felicitarle el año, prefería decírselo todo a la cara cuando volviera. ¿Él también se estaría acordando de ella? O, tal vez, estaba con otra chica... Rápidamente desechó este pensamiento, le dolía imaginarse a su chico con otra y le recordaba al verano, cuando vio a Raúl con la rubia, Olivia o algo así...

*Como siempre, me gustaría que me dejarais un comentario con vuestra opinión ^^

sábado, 25 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 24.

Quedaba menos de un mes para que se terminara el año, Carla se había ido de vacaciones, necesitaba descansar y olvidarse un poco de los chicos. Estaba casi segura de que ella quería a Álvaro, sus amigas le habían intentado concienciar de ello, pero no quería decirle nada hasta que consiguiera olvidar a Raúl. No podría soportar estar con uno mientras todavía sentía algo por el otro.
Esas navidades serían tranquilas, su tía y su novio no irían a su casa porque tenían que trabajar, en casa de sus abuelos solo estarían Carla, su abuelo, su abuela, su madre, una tía con la que se llevaba genial, uno de sus tíos y sus dos hijos. Su tío se acababa de divorciar, un día fue a trabajar por la mañana y cuando volvió al mediodía su mujer no estaba. Sus dos primos debían de estar pasándolo fatal, que tu madre se vaya mientras estás en el instituto o en la universidad debe de ser durísimo. Su primo más pequeño tiene un año más que Carla, aún así su relación no era muy buena, Miguel es un chico simpático pero con el paso de los años se han ido distanciando. El otro primo se llama Daniel y tiene veinte años, aunque no lo parezca cuatro años es mucho tiempo, por lo que su relación tampoco es de mucha confianza. La nochebuena pasó, corta y sencilla pero divertida al mismo tiempo. A Carla siempre le habían encantado esos momentos en familia, riendo y recordando viejos tiempos, en muchos de esos momentos ella ni había nacido y le encantaba escuchar como eran antes las cosas, la infancia de su madre.
El día de noche vieja se volvieron a juntar en casa de sus abuelos. Después de cenar escucharon las campanadas y comieron las uvas todos juntos. Carla tenía pensado volver a su casa y echarse a dormir, pero su madre no estaba de acuerdo; normalmente los hijos le dicen a los padres que quieren salir de fiesta, en este caso la madre le dijo a la hija que saliera.
-Carla cariño, sal un rato con tu primo.
-No me apetece mamá...
-Venga, solo un rato. Cuando te aburras o te canses vuelves a casa.
-Que no quiero salir.
-No discutas, ahora mismo pasas por casa, te pones el vestido que te regalé el 24, te maquillas un poco y sales con Miguel.
La discusión había finalizado, Carla era muy cabezota pero su madre le ganaba. Como ella le dijo, fue a casa y se preparó, el vestido que le regaló era negro de palabra de honor, le llegaba un poco más arriba de las rodillas. La parte superior era pegada y hacía que se notaran sus curvas, hacía tiempo que había dejado de ser una niña y eso para ella solo significaba más problemas y más preocupaciones en su cabeza. De la cintura hacia abajo tenía algo de vuelo, se puso unos zapatos de tacón y un lazo en la cabeza, después de maquillarse un poco salió a la calle. Que raro, ella llegando tarde... Su primo ya le estaba esperando en la esquina donde habían quedado.
-¡Hola prima!
-¡Hola! ¿Qué miras tanto?
-¡Estás guapísima! Ya verás cuando te vean mis amigos... ¡Hoy acabas con novio!
-No gracias, me llega y me sobra lo que tengo en mi ciudad.
-Ya no me cuentas nada prima...
-Bueno, ya sabes que las cosas han cambiado desde que...
-No hace falta hablar de eso.
-Gracias, pero Bárbara me ha dicho que lo primero que tengo que hacer para aceptarlo es decirlo en voz alta. Todo ha cambiado desde la muerte de mi padre.
-¿Bárbara?
Mientra caminaban hacia la plaza Carla le contó a su primo que estaba viniendo a verme para que yo le ayudara con sus problemas, también le contó la ruptura con Raúl pero no quiso decirle nada del día de las tijeras... Lo que más odia la chica es preocupar a su gente, en eso, puedo asegurar que nunca cambiará.
Un silbido y unas risas, en la plaza ya estaban los amigos de Miguel, esperaba que fueran simpáticos y que no le crearan más problemas, ya tenía suficientes. Como alguien más le dijera que quería salir con ella no sabía lo que iba a hacer; ocurrió, pero esta vez fue diferente.

*¡Hola! Espero que os guste este capítulo :) Dejad un comentario con vuestra opinión y vuestros consejos por favor :D Un beso ^^

miércoles, 22 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 23.

-Ya he comenzado el diario, creo que tu consejo puede funcionar.
-Espero que te ayude.
-Si, mi pequeño diario es, a partir de este mismo momento, otro más de mis mejores amigos.
Las dos reímos, yo me estaba dando cuenta de que ella estaba mucho más contenta. Mi consejo fue sencillo, solo le dije que escribiera sus pensamientos, sobre todo por la noche antes de acostarse, eso le ayudaría a despejar su cabeza y seguro que dormiría mejor. Pero yo estaba segurísima de que Carla era feliz porque se estaba empezando a enamorar, aunque ella no se diera cuenta.
Cada vez me hablaba más sobre Álvaro, quedaban mucho y se lo pasaban muy bien juntos, pero no le quería solo como amigo, yo lo sabía y Paula y Lucía también. Aunque a parte, por lo que me contaba Carla de Josu, yo tenía mis dudas a cerca de los sentimientos de su mejor amigo hacia ella; si, era cariño, pero de lo que yo no estaba segura era de que tipo de cariño, de todas formas la chica no se había dado cuenta de sus posibles sentimientos. Su otro problema era Raúl, a pesar del daño que le hizo seguía sintiendo algo muy fuerte por él.
-Bárbara, ¿tengo que enseñarte lo que escribo?
-Claro que no. Eso es para ti, donde puedes poner todo lo que tu quieras sin que nadie te prohíba nada, es como tu pequeño mundo. No tienes que enseñárselo a nadie, excepto si quieres que alguna persona lo lea.
-Vale, sé que faltan cinco minutos para que se termine la sesión pero me apetece escribir un poco. Estoy muy confundida y espero que eso me aclare algo. No me importa si lo lees, seguramente tu también puedes ayudarme.
Carla se puso a escribir mientras de vez en cuando me decía que le echara un vistazo a su diario. Como yo pensaba, Álvaro era alguien importante.

La palabra de hoy es CONFUSIÓN, bueno, en realidad la de hoy y la de hace dos, tres e incluso la de hace cuatro semanas. Estoy confundida desde que le conocí el día que fui a comprar las entradas para el concierto de “Soñando Despiertos”. Dos nombres, dos personas, ¿dos amores? Eso es imposible. Solo puedo querer a una persona, o por lo menos solo debería amar a una, mi pregunta es ¿Raúl o Álvaro? No sé lo que es el cariño hacia un amigo y el amor, los confundo desde que esos dos chicos aparecieron. Después de estar con Raúl debería saber lo que es amar a alguien pero creo que no es así, mi pregunta: ¿eso quiere decir que nunca he estado enamorada de él? No sé la respuesta, pero estoy segura de que no puedo vivir sin tenerle cerca. Pero es que Álvaro es tan perfecto a su manera, me encantan hasta sus defectos. Cuando estoy con él el mundo desaparece, me olvido de mis problemas y siento que puedo contarle cualquier cosa. Me mira y me pongo nerviosa, no puedo evitarlo, y eso hace que me avergüence y me pongo más nerviosa todavía, un círculo. Por cierto, odio los círculos de la vida, aunque según yo, la vida es un círculo de círculos; otro día escribo sobre eso... 
Me centro, Raúl o Álvaro, Álvaro o Raúl... Raúl me ha hecho mucho daño, no creo que sea la mejor opción, pero es muy especial para mi, aunque Álvaro es tan increíble. ¡Por una vez, escribir no me está sirviendo de nada! O tal vez sí, a Raúl ya le he encontrado cosas malas: el daño que me hizo (importantísimo), que es muy egoísta y engreído, y eso solo es el comienzo, si pienso un poco más puedo encontrar otras mil características suyas que me molestan... Como ya he escrito, de Álvaro me gustan hasta sus defectos. La decisión parece sencilla ¿por qué me cuesta tanto tomarla?”

*Espero que os haya gustado este capítulo, os digo lo de siempre: dejadme vuestra opinión por comentario de blog, twitter, tuenti, hotmail,... 
 Siento haber tardado en publicar este capítulo pero ya os dije que al ser Carnaval no iba a tener tiempo...
 Un beso :3

jueves, 16 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 22.

Carla, Lucía y Paula, cada una en su habitación, se despertaron nerviosas; esa noche apenas habían dormido, era sábado, día tres de diciembre. Las tres se prepararon apresuradamente y fueron corriendo al parque donde siempre quedaban.
-¡Paula! ¡Carla!
-¡Hoy es el día!
-¡Chicas, hoy veremos en directo, en la primera fila a los chicos de “Soñando despiertos”! Paula, Lucía, ¡hoy será nuestro día!
Continuaron un poco más así, gritando felices mientras todos los que pasaban por allí les miraban extrañados. Esa locura poco a poco estaba volviendo a invadir a Carla; no creo que el mérito fuera mío, yo solo le ayudaba a sacar esos sentimientos que ella ya conocía, el gran trabajo lo habían hecho sus amigas, Josu, el concierto y Álvaro. Le encantaría que su mejor amigo estuviera allí con ella, pero había cogido vacaciones de navidad anticipadas, se casaba su prima en Alemania y se había ido un par de semanas; a Álvaro seguro que le vería en el concierto.
Pasaron la mañana en la calle, por el parque charlando, riendo y gritando, estaban muy emocionadas, ¡llevaban tanto esperando ese concierto! Lo que sentían en ese momento es algo que no se puede describir, pero es un sentimiento genial. Cuando se calmaron un poco fueron a comer las tres juntas.
Antes de que se dieran cuenta ya estaban en el concierto, ¡en primera fila! Las chicas iban cada una con su camiseta del grupo, no dejaban de chillar y cantar a pleno pulmón. Carla ni siquiera le prestó atención a Raúl, que estaba a su lado; aunque si cruzó alguna mirada y alguna sonrisa con Álvaro. Dos horas y media más tarde el concierto finalizó y ninguna de las tres amigas dudó ni un segundo, se quedarían allí hasta que el grupo saliera ¡necesitaban autógrafos!
Estuvieron allí fuera algo más de una hora, pero estaban seguras de que merecería la pena esa espera, y así fue. Como se había quedado poca gente esperando les dejaron pasar en grupos de tres y de cuatro personas a los camerinos. Estaban muy nerviosas, fueron las tres primeras en pasar la puerta, había un pequeño pasillo y la puerta del camerino estaba a la izquierda. Los chicos estaban dentro esperando a todos los fans que fueran a verles, Paula, Carla y Lucía estaban a punto de echarse a llorar. Estuvieron quince minutos con ellos, uno de los momentos más felices que habían vivido. Charlaron, se sacaron una foto cada una con el grupo y después otra todos juntos, los chicos también le firmaron unas fotos y unas púas.
La noche terminó, la mejor que habían tenido. Después fueron a dormir a casa de Lucía ya que el día de la fiesta se canceló el plan, ya había llovido desde ese día...
-¡Qué feliz estoy chicas! Todavía no me lo creo, en serio.
-Yo tampoco Lu, estoy muy contenta.
-Ya, pero Carla, tu felicidad creo que no es solo por el concierto.
-No sé a que te refieres...
-Cariño, sabes perfectamente a lo que se está refiriendo Paula. ¿Que hiciste ayer, eh?
-Pues, quedar con Álvaro. Somos amigos y es normal que quedemos...
-Si, amigos, pero no nos puedes negar que sientes algo por él.
-Carla, tiene razón Paula, se te ve, estás mucho más contenta.
-Chicas, es que ¡es tan perfecto! Su pelo negro ondulado, sus ojazos marrones, su sonrisa perfecta,...
-Ui, ui, ui... Te ha dado fuerte Carli.
-Es que Pau, ¡es un chico genial!
Las tres rieron, Lucía y Paula sabían que Carla necesitaba a alguien como Álvaro para salir del problema que todavía no había superado. El tema de las tijeras no lo habían tocado, era algo muy delicado y preferían dejármelo a mi. Sabían de sobra que su amiga estaba sufriendo y que estaba deseando salir con Álvaro, pero Carla todavía no había superado su ruptura con Raúl. Pero bueno, mirándolo desde otro punto de vista, su amiga les había contado que el chico le dijo que la esperaría, seguro que Carla se daría cuenta pronto de lo que tenía que hacer.

*Aquí os dejo el capítulo 22 de mi historia, espero que os esté gustando :D Quería comentaros que lo más probable es que tarde unos días en escribir el siguiente (¡CARNAVAL!), pero cuando termine la fiesta lo publico sin falta ;)
 También quiero pediros vuestra opinión, escribirme en Tuenti (comentario o privado), en Twitter, en Hotmail o en el blog; esto es importante para mi y quiero saber lo que pensáis, tanto si os gusta como si no :D (Las direcciones a donde me podéis mandar mensajes están en la parte derecha del blog)
Bueno, creo que esto es todo, si tenéis alguna pregunta o sugerencia comentar, y si no, poner simplemente si os ha gustado o no :D
¡Un beso! :3

lunes, 13 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 21.

Nunca me habría imaginado lo dura que iba a ser aquella sesión. Carla vino a donde mi con toda normalidad, aunque es cierto que la notaba un poco más nerviosa que de costumbre. Lo primero que me dijo tras saludarme fue que tenía algo muy importante que decirme, también me preguntó si podían pasar sus amigas ya que quería que se enteraran, pero no tenía fuerzas para repetir su secreto más de una vez. Comencé a preocuparme de verdad, y su amigas también, se les notaba en la cara que estaban sufriendo mucho en esos momentos.
A Carla le costaba hablar, antes de comenzar con su importante noticia empezó a llorar. Las tres estábamos muy nerviosas y la chica también, yo diría que todavía más que nosotras. Poco después empezó a hablar sin mucha seguridad; intentó tranquilizarse, sin éxito.
-Primero os quiero decir que no me interrumpáis y que os quiero muchísimo. No quiero preocuparos y tenéis que saber que me arrepiento totalmente de lo que estuve a punto de hacer. Bueno creo que mejor será contároslo todo:
“Durante los primeros días tras la ruptura con Raúl la depresión era mayor. No lo sabíais porque me dolía deciros eso, no quería preocuparos y tampoco tenía muchas ganas de hablar sobre el tema... Bueno, el caso es que me pasé días y días encerrada en mi habitación llorando. No podía dormir y dejar de pensar en él era imposible.
Tanto tiempo sola, sin pensamientos optimistas, me llevó a cometer una gran locura; bueno, no la llegué a cometer, pero como se suele decir: “la intención es lo que cuenta”.
Con todo esto quiero decir que tenía mucho tiempo para pensar. Pero pensar mucho en cosas que no son buenas te crea un gran problema. Yo en lo único que era capaz de pensar era en que si yo no hubiera nacido todo sería más fácil, que aquí no hago nada, solo estoy para darle problemas a la gente a la que quiero. Estos pensamientos y mil más hicieron que yo no pudiera controlarme, mis movimientos no los hacía conscientemente y ese, menos.
Ahora voy a lo que pasó aquella mañana, yo estaba sola en casa y en un momento de máxima depresión, donde ya no era yo la que pensaba, no tenía capacidad de razonamiento... me acerqué al baño y estuve buscando el neceser donde mi madre guardaba todos los artilugios que utilizaba para cortar el pelo. Bárbara, tu no creo que lo sepas pero bueno, mi padre siempre quiso ser peluquera y tiene tijeras, máquina,etc. vamos, que tiene tantas cosas para el cabello en casa que parece que tiene una peluquería allí montada.
Yo cogí las tijeras y volví a mi habitación, durante un momento lo volví a pensar; pero, como os he dicho antes, no tenía capacidad de razonamiento. El caso es que cuando quise darme cuenta las tijeras estaban rozando mi muñeca, en ese mismo instante me di cuenta de lo que estaba a punto de hacer y reaccioné a tiempo. Tire las tijeras al suelo y comencé a llorar...”
Las tres estábamos con la boca abierta, literalmente. Carla y sus amigas lloraban como tres magdalenas; yo no, pero no era porque no tuviera ganas... Yo también necesitaba derramar algunas lágrimas, esta chica era como una caja de sorpresas, pero de malas sorpresas. Su historia me había llegado al corazón, pero yo era la psicóloga y no podía llorar, tenía que ser fuerte y aconsejarle; pero ¿qué le podía aconsejar a una chica de 16 años que, a parte de que era anoréxica y de que no tenía padre, había estado a punto de suicidarse?

*Espero que os esté gustando la novela, espero vuestros comentarios ;)

jueves, 9 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 20.

Jueves, siete y media de la mañana, sonó el despertador y Carla se despertó; después de preparase y desayunar fue al instituto con sus amigas. Las dos primeras horas pasaron largas pero pronto llegó el recreo. Carla, Lucía y Paula estaban charlando y entraron al baño porque Lucía quería llamar a Marcos, las cosas no estaban bien entre ellos y la chica ya estaba cansada de sus juegos.
-No lo soporto más, hoy por la tarde hemos quedado y voy a dejarle.
-¿Estás segura Lu?
-Claro que si Carli, estoy harta de él. Marcos es historia.
-Tu verás lo que haces... Bueno, Carla y ¿tu qué tal con Álvaro?
-Pues me cae muy bien.
-Ya ya, y ese beso que nos contaste ¿qué?
-Pues eso nada Pau, fue algo que pasó y punto.
-Si, algo que pasó, pero tu móvil está sonando.
-¿Quién crees que será Lu?
-Pues no sé Pau, yo diría que Álvaro eh...
-Que bobas sois... ¡Callaros un poco! ¿Si? ¿Quién es?
-Hola Carla, ¿no has guardado mi número? Me parece muy mal...
-Lo siento, ahora lo guardo. ¿Qué tal?
-Genial y ¿tu?
-Bien, en el recreo...
-Te echaba de menos. Lo siento, pero te lo tenía que decir. Sé que me dijiste que no estabas preparada para otra relación ni nada, pero yo te dije que te iba a esperar y sigo manteniendo mi palabra.
-Gracias Álvaro, de verdad.
-Bueno, tengo que colgar, después te llamo. ¡Adiós! Te quiero.
-¡Adiós Álvaro! Un beso.
Las chicas se abalanzaron sobre Carla, no se podían creer que el la hubiera llamado mientras estaba en el instituto, les parecía muy bonito aunque Carla se mostrara algo distante. Sabían que ella lo había pasado muy mal y comprendían que quisiera ir despacio, ¡pero Álvaro era un cielo! Con tantas preguntas y bromas no se dieron cuenta de que Valentina, Sandra y Marta estaban allí. Eran tres chicas de su clase con las que siempre se habían llevado muy mal. No tenían ningún motivo, no hubo ninguna pelea, simplemente no se caían bien. Valentina siempre había estado detrás de Raúl, pero él estaba con Carla y no le hacía caso, en el momento que escuchó a Carla hablando con un tal Álvaro fue directa a darle donde más le dolía.
-¡Hola preciosas! ¿Qué tal estáis?
-¡Hola Valentina! Tu tan amable como siempre.
-Ya sabes que si Paula, yo siempre me porto genial con vosotras.
-Venga, no vengas con tonterías que ya te conocemos a ti y a tus perritas.
-Perdona guapa, pero Marta y yo no somos las perritas de nadie. Que te quede bien clarito Lucía.
-Vamos chicas, dejarlo ya...
-Eso, hacerle caso a la buenita de Carla. Por cierto ¿qué tal con Raúl?
-¡Cállate Valentina!
-Lucía querida, no estoy hablando contigo. Y Carla, lo siento, no me acordaba de que ya no estáis juntos... Bueno, ahora tengo el camino libre de niñatas, en nada Raúl será mi novio, ya lo verás.
-Me da igual, fui yo la que corté.
-¡Es cierto! Además, tu ya tienes a ese con el que estabas hablando, ¿cómo le has llamado? A si, Álvaro.
-Bueno Sandra, no te olvides de Josu, que hace todo lo que ella quiere...
-Dos chicos y una chica... Cariño, no puedes ir por la vida utilizando a la gente, al final te quedarás sola.
-Yo no utilizo a nadie Valentina.
-Venga Carla, no le hagas caso y vayámonos.
-Eso, hazle caso a Lucía. ¡Chaito cielos!
Carla lo tenía claro, Valentina iba a ir a por Raúl, lo que ella tenía que hacer era no ponerse celosa, cuanto antes se olvidara de él, mejor.
La mañana continuó con normalidad, Valentina, Sandra y Marta no se volvieron a acercar a ellas. Carla volvió a hablar con Álvaro y quedaron esa misma tarde, después de venir a verme y contarme el secreto más grande que tenía.

*Espero que os guste :) Me gustaría que me dejarais vuestra opinión en un comentario (si no queréis poner vuestro nombre o no tenéis cuenta podéis escribir desde "Anónimo"), espero vuestras críticas ^^

sábado, 4 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 19.

Carla llevaba un mes viniendo semana tras semana, ya le conocía perfectamente, tanto sus defectos como sus virtudes. Era miércoles y hoy hablaríamos sobre la comida, me había contado muchísimas cosas durante este tiempo pero ese tema todavía no lo habíamos tocado.
-Carla, sabes perfectamente por qué tu madre y tus amigas pensaron que venir aquí sería lo mejor para ti. Creo que ha llegado el momento de hablar del tema, sé que para ti es duro y difícil recordarlo pero ahora que ya te conozco bien creo que podré ayudarte. Por favor, empieza por el principio del problema, desde el primer día.
-Intentaré contártelo todo, y Bárbara, muchas gracias por apoyarme, sé que es tu trabajo, pero gracias igualmente. Bueno, todo comenzó con la depresión, ese tiempo casi no comía, no tenía fuerza ni para eso. Poco a poco se fue convirtiendo como en una costumbre, de lo que yo no me daba cuenta era de que estaba adelgazando mucho. Un tiempo después de esto me empecé a preocupar y a preguntarme que podría pasar si no comía durante tanto tiempo; estuve buscando información en internet y encontré una página que hablaba sobre eso... ¿Tengo que decir la palabra? Es que me cuesta...
-Dila, por favor. Es mejor para ti que empieces a aceptar las cosas tal y como son.
-Bueno, pues encontré una página que hablaba sobre la anorexia. En ningún momento se me había pasado por la cabeza que yo pudiera llegar hasta ahí. Empecé a leer por simple curiosidad, siempre he querido ser psicóloga y esos temas me llaman mucho la atención. Poco a poco me fui dando cuenta de que todo lo que ponía en esa página me ocurría a mi... Ahí comencé a ver mi problema e intenté empezar a comer, pero por muy poco que comiera, después me sentía mal. ¡Me sentía culpable por comer! Algo de eso también leí en la página de internet, sobre la culpabilidad que se siente después de comer algo, pero no lo recuerdo muy bien. Y creo que eso es todo.
-Bueno, pues la hora ya se ha terminado, nos vemos el viernes.
-¡Adiós Bárbara!
-¡Adiós Carla!
Llegué a la conclusión de que lo que la chica tenía era tendencia a anorexia, pero eso era mejor que se lo dijera el médico. En esos momentos nos llevábamos muy bien, no solo teníamos relación de psicológa paciente, llegué a darle mi número de móvil por si algún día necesitaba hablar con alguien como amiga, y unas cuantas veces quedamos para tomar un café; pero esto ocurrió (y sigue ocurriendo) más adelante, ahora volveré a centrarme en ese miércoles soleado.
Como acabo de comentar, el consejo que le dí fue que fuera a ver a un médico para que le aconsejara, porque en este tema yo no podía hacer mucho, lo único que estaba en mis manos era su estado psicológico, no el físico. Ya sabía todo lo que le había pasado, no quedaba nada que preguntarle, o por lo menos, eso pensaba yo en aquel momento. Lo que me contaría la siguiente semana lo cambiaría todo.
Al salir del edificio Carla fue al parque donde había quedado con Josu, cuando le vio se sorprendió ¡llevaba su guitarra!
-¿Para que has traído la guitarra?
-Me dijiste que querías aprender y yo te dije que algún día te enseñaría. Ese día ha llegado.
-¡Gracias, gracias, gracias y mil gracias! Que ilusión me hace aprender a tocar la guitarra.
Durante dos horas estuvieron tocando, Carla era una buena alumna, le hacía caso y aprendía rápido. Eso de tocar la guitarra siempre le había llamado la atención, le habría gustado tener una bonita voz y poder cantar y componer sus propias canciones. Bueno, ella siempre lo había dicho, soñar es gratis.
Cuando pasaron la esas dos horas volvió a su casa, al día siguiente era jueves y tenía que madrugar.

*Espero que os guste este capítulo ;) ¡Espero vuestros comentarios y vuestras preguntas! Un beso :3

miércoles, 1 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 18.

El domingo se despertó pronto, no dejaba de pensar en lo que sus amigas le habían dicho, y la verdad es que cuando vio a Álvaro se olvidó de Raúl, pero no estaba preparada para empezar con otro chico; además casi no se conocían. Aunque, por otra parte, le encantaría volver a verle, el tiempo que pasó hablando con él estuvo genial, muy relajada y contenta. Empezó a sonar su canción favorita de “Soñando despiertos” ¿donde habría metido el móvil?
-¿Si?
-Hola, ¿Carla?
-Si, soy yo. ¿Quién es?
-Soy Álvaro.
-¿Cómo es que tienes mi número?
-Se lo pedí a Dani, es que quería volver a verte. ¿Te apetece quedar hoy?
-¡Claro! ¿A qué hora? Y, ¿dónde?
-¿Te parece bien a las cinco en el puente del centro?
-Genial, por la tarde nos vemos.
-¡Adiós Carla!
-Adiós. ¡Un beso!
No podía comprender por qué estaba tan nerviosa, el corazón le latía muy rápido y estaba deseando que llegaran las cinco para volver a verle. Con todos esos sentimientos mezclándose, estaba echa un lío, sabía que seguía enamorada de Raúl pero Álvaro estaba entrando muy pronto en su corazón...
No tenía ganas de comer, su estómago estaba cerrado, pero su madre le obligó y no quería oponerse, sabía que debía hacerlo. Antes de que se diera cuenta estaba de camino al puente, le vio allí a lo lejos tan guapo como el día anterior. Cuando llegó se saludaron con dos besos y fueron al pequeño parque que había junto al puente, se sentaron en un banco mirando hacia el río y Carla estuvo observando a los patos ¡Le encanta como nadan esos animales! ¡Son tan graciosos!
Pasaron la tarde charlando, ambos se sentían muy a gusto juntos. El tiempo pasó rápido y Álvaro se ofreció a acompañarle a casa, Carla no vivía muy lejos por lo que llegaron rápido. En el portal se despidieron, pero antes de irse el chico le dio un suave y corto beso en los labios.
-Perdóname, no tendría que haberlo hecho...
-No pasa nada de verdad, tranquilo.
-Nos conocemos muy poco, tendría que haber esperado más. Pero nunca había sentido esto por una chica... Eres muy especial.
-Lo siento, pero yo ahora no estoy preparada para nada de esto, estoy muy confundida en estos momentos y no quiero equivocarme. Ya he sufrido bastante y no quiero volver a pasar por lo mismo...
-Puedo esperarte, sé que parece lo típico que se dice en la películas, pero es verdad.
-Gracias.
-Si no te importa, después te llamo.
-¡Vale! Adiós Álvaro.
-¡Adiós!
¿Pero que había pasado? Tenía que hablar urgentemente con Paula y con Lucía, tenía que contarles rápidamente lo que había sucedido. Cuando habló con ellas ambas se sorprendieron y se alegraron, tenían la sensación de que Carla y Álvaro comenzarían a salir pronto.
Pasaron los días, las semanas, Carla venía a hablar conmigo tres veces por semana. Me contó lo del beso, que estaba confundida y que no sabía que hacer, también me estuvo hablando un poco más sobre su padre. Antes de darnos cuenta llegó noviembre, Carla había quedado con su nuevo amigo unas cuantas veces más; si no, quedaba con sus amigas o con Josu, o con todos a la vez.

*Este capítulo es un poco más corto que los demás, pero espero que os guste :D
  Quería deciros que en el blog tengo un nuevo apartado que se llama "¿Qué quieres saber?". Vosotros me dejáis vuestras preguntas (por tuenti, twitter, blog, hotmail) y yo os las contesto y las pongo ahí :D ¡ESPERO VUESTRAS PREGUNTAS!

sábado, 28 de enero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 17.

Segunda semana de octubre, sábado, siete de la mañana, tres chicas delante de una puerta que abriría doce horas más tarde. Paula, Lucía y Carla habían madrugado para conseguir entradas en primera fila para el concierto de “Soñando despiertos”, estaban muy nerviosas, lo único que querían era tener las entradas en la mano para estar tranquilas. ¡Iban a conseguir entradas en la primera fila! Todavía no se lo podían creer, eran las primeras de una larguísima cola que todavía no existía.
Las primeras horas pasaron lentas y rápidas a la vez, estuvieron cantado, leyendo y escuchando todos los temas de su banda preferida, después de tres horas la cola seguía vacía y Paula y Lucía fueron a buscar un bar para comprar algo de beber, Carla se quedó allí esperando. Unos diez minutos más tarde aparecieron Raúl y Dani acompañados de otros dos chicos que no conocía, no se sorprendió ya que ella sabía que también les encantaba ese grupo, pero se quedó pensando que ese día estaría lleno de situaciones incómodas.
-¡Hola Carla! ¿También ha venido Paula?
-¡Hola! Ya sabes que tu chica no se perdería este concierto por nada... Ha ido a un bar con Lu, ahora vendrán.
-Genial, ¡os la robaré un rato, eh!
-¡Eh Dani! ¿No nos presentas a tu amiga?
El chico pelirrojo se levantó de inmediato cuando Dani le dijo su nombre, el moreno parecía un poco más tímido y le dio dos besos educadamente, se llamaba Álvaro y el pelirrojo Jon. Estuvo charlando con ellos un rato, todos eran muy agradables, un poco brutos pero bueno... El que no abrió la boca fue Raúl, esa situación era tan extraña para él como para Carla.
Cuando las chicas llegaron se presentaron a los dos nuevos y Paula se apartó un poco con Dani, Lucía puso música a todo volumen de “Soñando Despiertos” y los cinco se pusieron a cantar. Carla estuvo bastante tiempo charlando con Álvaro, tenían mucho en común, aunque se dio cuenta de que Raúl les miraba mucho, ¿estaba celoso?
-Carla, ¿puedo hablar contigo un momento?
-¿Qué quieres ahora?
-Ven un poco más hacia aquí, no quiero que nos escuchen...Empiezo, creo que está situación está siendo muy rara para ambos.
-Si, yo también lo creo...
-Bueno, ¿te acuerdas de que me dijiste que algún día podíamos volver a ser amigos?
-Claro, algún día.
-Creo que ese día podría ser hoy, por lo menos intentarlo. Vamos a pasar juntos muchas horas y lo mejor sería llevarnos bien.
-Me parece bien, pero pase lo que pase hoy, volvamos a llevarnos bien o no, a partir de mañana todo volverá a ser igual.
-Trato hecho.
Y los dos volvieron con el pequeño grupo, por lo menos lo intentarían, no tenían nada que perder. El resto del día estuvieron charlando como si fueran amigos de siempre, todos. Pasaron el resto de la mañana los siete solos, comieron allí unos bocadillos y entre las dos y las tres de la tarde comenzó a llegar la gente. La cola interminable ya había aparecido.
Dieron las siete de la tarde, de fondo se escucharon las campanadas de una iglesia cercana y la ventanilla por fin se abrió. Las chicas cogieron entradas en el centro de la primera fila y los cuatro chicos a su lado, a Carla el día del concierto también le tocaría estar con Raúl...
Las tres se fueron a casa, Lucía y Paula no hacían más que repetirle a Carla que olvidara a su ex, que se habían dado cuenta de que Álvaro no dejaba de mirarle y que lo podían intentar. La verdad es que el chico no estaba mal, era guapo, listo y simpático, ¿podía pedir algo más?

*Espero vuestros comentarios, a ver si os gusta ;)

lunes, 23 de enero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 16.

El viernes volvió a verme, estuvimos hablando un poco sobre lo que sentía al pensar en su padre, intentó explicarme lo que era esa tristeza y ese sentimiento de vacío en su corazón. Creo que hablar sobre ello le ayudó mucho, aunque la noticia del concierto era lo que necesitaba para despejarse, tenía que ir, relajarse y disfrutar.
-¡Van a venir! ¡Van a venir!
-¿Paula? Es sábado y ¡son las diez de la mañana! ¿Se puede saber que te pasa? Tienes que dejar de despertarme...
-¡Calla! ¡Esto merece la pena! ¡Van a venir!
-Pero, ¿quiénes van a venir?
-¡”Soñando despiertos”!
-¿Qué? ¡No puede ser! ¿De verdad van a venir? ¿Cuándo?
-En un par de meses, no sé el día exacto pero vienen en diciembre. ¡Es genial!
-¡No me lo puedo creer!
-¡Pues creelo! ¡Ahora mismo voy a llamar a Lu! A las once y media donde siempre, tenemos que hablar. ¡Adiós pequeña!
-¡Adiós Pau! Te quiero.
Y Paula colgó sin decir nada más, estaba tan feliz como Carla y en un momento Lucía también estaría dando saltos de alegría. “Soñando despiertos” era el grupo preferido de las chicas, su música les encantaba y el cantante no estaba nada mal... Llevaban esperando esto demasiados meses, pero por fin habían puesto fecha fija para ir a la ciudad. A Carla se le olvidaron todos sus problemas, esa era la mejor noticia que había recibido en muchísimo tiempo.
Rápidamente se dio una ducha, se vistió y salió de casa, estaba impaciente por llegar al parque y saber todos los detalles, ¡su grupo favorito iba a ir a la ciudad! No podía explicar todo lo que sentía en ese momento, esa alegría, esos nervios, esas ilusiones, toda esa energía que necesitaba descargar de alguna forma... Llegó al parque, raro en ella, llegó pronto, estaba tan emocionada que no sabía que había ido corriendo. Unos minutos después llegó Lucía, también muy feliz, y al cabo de otro par de minutos llegó Paula saltando. Ella era la que primero se había enterado y la que tenía que informar a las demás, las otras dos chicas estaban muy nerviosas e impacientes por saberlo todo.
-¡Cuenta!
-Tranquila Lu, lo primero es lo primero, ¿habéis desayunado?
-Yo no y tengo un hambre... ¿Tu, Carla?
-Tampoco...pero no me apetece...
-Pues haz ganas que ahora nos vamos las tres a desayunar y os cuento todo lo que sé.
-Está bien...
Carla no estaba muy convencida, pero sabía que tenía que hacer un esfuerzo por ella, por sus mejores amigas, por Josu, por por su madre, y por supuesto, por su padre... Las tres chicas fueron a la heladería a la que solían ir y pidieron unos cafés y unos bollos con chocolate por adentro, cuando iban allí las tres a desayunar siempre pedían lo mismo. Aquellos cafés estaban riquísimos, se parecían mucho a los deliciosos cafés que hacían en el Starbucks de la ciudad, pero ese establecimiento estaba bastante lejos del parque a si que se tenían que conformar con los de la heladería. Les llevaron el desayuno y las chicas comenzaron a comer, esos bollos eran su debilidad.
-Bueno Paula, ¿nos lo vas a contar o qué?
-Claro que si. ¡Estoy tan emocionada!
-Todas estamos muy ilusionadas, pero Lucía y yo nos impacientamos... ¡Cuéntanos ya todo lo que sabes!
-Para empezar, será el sábado tres de diciembre a las ocho de la tarde y las entradas se empiezan a vender el sábado que viene.
Poco a poco, detalle por detalle, las tres chicas fueron planeando todo lo que harían el sábado de comprar las entradas, el día del concierto y el resto del tiempo que había entre ambas cosas. De lo que Carla no se acordó fue de que a Raúl también le encantaba la música rock y ese grupo de rock urbano era de sus favoritos, ¿se verían allí?

viernes, 20 de enero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 15.

-¿Si?
-Hola Paula. Soy Carmen, la madre de Carla.
-¡Hola!
-Acabo de hablar con Lucía y ya se lo he comentado. Ayer estuve toda la tarde buscando a los mejores psicólogos de la ciudad, mañana será la primera sesión con una chica que se llama Bárbara.
-Genial, cuanto antes mejor.
-Quería pediros a ti y a Lucía que le digáis a Carla que ir a donde una psicóloga será lo mejor. Os lo ha contado a vosotras y creo que si vosotras se lo decís os hará caso. Lucía a accedido.
-Vale, yo también. Espero que esto termine pronto y Carla se recupere rápidamente.
-Yo también...Adiós.
-Adiós Carmen.
Rápidamente llamó a Lucía para hablar sobre Carla y su nueva psicóloga, Bárbara. Quedaron en casa de Paula y allí estuvieron discutiendo como sacar el tema y más importante, como decirle que necesitaba ayuda. Aunque eso Carla ya lo sabía, cuando comenzó con todos esos problemas lo pasaba muy mal pero cuando se dio cuenta de que estaba enferma lo pasó todavía peor.
Una hora después las chicas llamaron a su amiga para que fuera a casa de Paula, también le dijeron que querían hablar con ella de algo importante. Cuando llegó Carla ya sabía de lo que sus amigas querían hablarle, a si que fue directa al grano y les preguntó si habían encontrado alguna solución. Paula y Lucía empezaron a contarle que después de unos días sin saber que hacer decidieron contárselo a su madre y que ella ya se había encargado de buscar un buen psicólogo.
-¡Muchas gracias chicas! No sé que haría sin vosotras... Solo quiero pediros un último favor.
-Lo que tu quieras.
-Lu y yo estamos aquí para todo.
-¿Mañana podrías acompañarme?
Las dos chicas asintieron, lo tenían muy presente, lo primero era que Carla mejorara. No podían soportar pensar que eso le podía llevar a un problema mucho mayor.
Al día siguiente las tres chicas fueron en busca de la psicóloga que ayudaría a Carla a superar su problemas; si, esa soy yo. Mi clínica estaba, y sigue estando, en un edificio alto con aspecto moderno, en el piso número 5. Las chicas subieron hasta allí y Carla entró, sus amigas se quedaron esperando en el pequeño recibidor. Las paredes estaban pintadas de un tono azul cielo, transmitían mucha calma y tranquilidad. Carla y yo comenzamos a charlar, al principio solo me habló de sus mejores amigas, Lucía y Paula, y de un chico que solo en un par de semanas se había convertido en su mejor amigo, Josu.
-Si quieres, háblame un poco de ellas.
-Bueno, pues Lucía es la típica chica que parece muy tímida y buena pero es una fiestera, le encanta salir y los chicos... Paula es mucho más tranquila, también le gusta salir de fiesta pero sabe controlar sus impulsos bastante mejor. Y Josu, bueno, es amable y cariñoso, pero tiene su parte de chico con un carácter muy fuerte. No sé si me estoy explicando muy bien...
-Perfectamente, te entiendo. Continúa.
Cuando tocamos el tema de Raúl fue cuando se derrumbó, me contó toda su historia, hasta el final y noté que esto se debía a algo más fuerte. También me comentó algo de un sueño que se repetía y le pedí que me lo explicara, esto lo apunté ya que me parecía que tenía un significado importante.
Como toda psicóloga, después de que me contara sus últimos problemas, le dije me que hablara un poco sobre su infancia, cosas importantes que le sucedieron cuando era pequeña, tanto buenas como malas. Primero me estuvo contando cosas buenas y divertidas, me estuvo hablando de su madre y de su padre, con esto último empezó a llorar.
-Lo siento, pero me cuesta mucho hablar sobre él... Le echo tanto de menos...
-¿Qué pasa? Si quieres que te ayude tienes que contármelo.
-De verdad, no puedo.
-¿Tus padres están separados?
-No, mi madre le sigue queriendo muchísimo, y yo también.
-Bueno, tu tranquilízate y háblame de lo que tu quieras.
En el primer momento pensé que Carla iba a ser una chica un poco complicada, era muy amable y simpática pero también era bastante cerrada, por lo menos conmigo, y era normal, no me conocía de nada. Me siguió contando cosas sobre ella y sobre su vida, pero en el último momento, unos minutos antes de que se terminara la primera sesión me confesó lo que antes no me había dicho.
-Antes de irme creo que debo decirte por qué he llorado antes, mis amigas y mi madre me están apoyando mucho y quiero recuperarme pronto, por ellas. Si para eso tengo que contártelo todo, lo haré.
-Me alegro de que pienses así Carla. Yo voy a hacer todo lo que pueda para ayudarte.
-Gracias Bárbara. Lo que no te quería contar es que mi padre murió cuando yo tenía 9 años, nunca lo superé.

*Espero que os guste :) Cuando pueda pondré el siguiente capítulo :D
  ¡Por favor, comentad que quiero saber vuestra opinión!