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lunes, 27 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 25.

La fiesta había comenzado, iban todos de bar en bar bailando, bebiendo y riendo, alguno por chistes o recuerdos graciosos y otros, simplemente, por el efecto del alcohol. A Carla nunca le había llamado mucho la atención ese rollo pero tenía que reconocer que le estaba gustando, se lo estaba pasando muy bien; aunque seguía prefiriendo fiestas con gente conocida. La verdad es que los amigos de su primo eran muy majos, y sus amigas también, exceptuando a alguna con la que había empezado con mal pie. Esa noche de fiesta sirvió para que Carla y Miguel volvieran a coger confianza, seguían sin llevarse tan bien como cuando eran pequeños, pero su relación había mejorado muchísimo.
Casi eran las cinco de la madrugada cuando un amigo de su primo fue quien le hizo abrir los ojos, ese chico tan lanzado hizo que se diera cuenta de a quién quería. Ella estaba bailando con unas amigas de Miguel y un chico se le acercó por la espalda, creo que me dijo que se llamaba Alex. Se pusieron los dos a bailar y a hacer el tonto, un rato después salieron del bar en dirección a otro, que, por lo que le habían dicho, estaba unas calles más abajo. Por el camino Alex le dijo que era muy guapa y le preguntó si quería salir con él, antes de que Carla pudiera contestar el chico se inclinó y le besó. Ella estaba muy asombrada y lo primero que hizo fue abrir la mano y golpearle en la cara, después se dio cuenta de lo que había hecho y le pidió perdón aunque la chica sabía que era él el que tenía que disculparse por haberle besado. En ese momento solo pensó en una persona, en como se sentiría si hubiese visto ese beso, seguro que estaría decepcionado y triste.
Carla se empezó a alejar por la calle en dirección contraria, no quería volver a casa pero tampoco tenía ganas de seguir de bar en bar, para ella la fiesta se había terminado; el año había empezado y ella ya lo había celebrado, además necesitaba pensar. Miguel le vio alejarse y fue a hablar con ella.
-¡Prima! ¿Ya te vas a casa?
-A casa no, pero no me apeteces seguir con la fiesta.
-No será por lo de Alex, ¿no?
-¿Ya te has enterado? ¡Cómo vuelan aquí las noticias!
-Es uno de mis mejores amigos, me lo ha contado y sinceramente creo que has hecho lo que tenías que hacer. Alex es muy buen chaval, no estarías mal con él, pero se ha pasado. ¡A mi prima no la toca nadie!
-¡Gracias, gracias! Tampoco me ha molestado tanto, pero me ha hecho pensar.
-Me alegro de que no se lo hayas tenido en cuenta, él no suele ser tan impulsivo pero creo que los cubatas ayudan mucho en estas cosas... Bueno, y dime ¿en qué te ha hecho pensar?
-En Raúl, en Álvaro y no sé por qué, pero también en Josu.
-¡Cuántos chicos! Tenías razón antes, te llega y te sobra con los pretendientes que tienes.
-No son mis pretendientes... Josu es mi mejor amigo y Raúl mi ex.
-Claro... ¿Y ese tal Álvaro?
Carla solo fue capaz de sonreír, una sonrisa de niña pequeña, de enamorada; no le salían las palabras, le quería, ahora estaba segura. Estuvo a punto de llamarle y decirle que quería estar con él, que le echaba de menos, pero se contuvo y se limitó a mandarle un SMS para felicitarle el año, prefería decírselo todo a la cara cuando volviera. ¿Él también se estaría acordando de ella? O, tal vez, estaba con otra chica... Rápidamente desechó este pensamiento, le dolía imaginarse a su chico con otra y le recordaba al verano, cuando vio a Raúl con la rubia, Olivia o algo así...

*Como siempre, me gustaría que me dejarais un comentario con vuestra opinión ^^

sábado, 25 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 24.

Quedaba menos de un mes para que se terminara el año, Carla se había ido de vacaciones, necesitaba descansar y olvidarse un poco de los chicos. Estaba casi segura de que ella quería a Álvaro, sus amigas le habían intentado concienciar de ello, pero no quería decirle nada hasta que consiguiera olvidar a Raúl. No podría soportar estar con uno mientras todavía sentía algo por el otro.
Esas navidades serían tranquilas, su tía y su novio no irían a su casa porque tenían que trabajar, en casa de sus abuelos solo estarían Carla, su abuelo, su abuela, su madre, una tía con la que se llevaba genial, uno de sus tíos y sus dos hijos. Su tío se acababa de divorciar, un día fue a trabajar por la mañana y cuando volvió al mediodía su mujer no estaba. Sus dos primos debían de estar pasándolo fatal, que tu madre se vaya mientras estás en el instituto o en la universidad debe de ser durísimo. Su primo más pequeño tiene un año más que Carla, aún así su relación no era muy buena, Miguel es un chico simpático pero con el paso de los años se han ido distanciando. El otro primo se llama Daniel y tiene veinte años, aunque no lo parezca cuatro años es mucho tiempo, por lo que su relación tampoco es de mucha confianza. La nochebuena pasó, corta y sencilla pero divertida al mismo tiempo. A Carla siempre le habían encantado esos momentos en familia, riendo y recordando viejos tiempos, en muchos de esos momentos ella ni había nacido y le encantaba escuchar como eran antes las cosas, la infancia de su madre.
El día de noche vieja se volvieron a juntar en casa de sus abuelos. Después de cenar escucharon las campanadas y comieron las uvas todos juntos. Carla tenía pensado volver a su casa y echarse a dormir, pero su madre no estaba de acuerdo; normalmente los hijos le dicen a los padres que quieren salir de fiesta, en este caso la madre le dijo a la hija que saliera.
-Carla cariño, sal un rato con tu primo.
-No me apetece mamá...
-Venga, solo un rato. Cuando te aburras o te canses vuelves a casa.
-Que no quiero salir.
-No discutas, ahora mismo pasas por casa, te pones el vestido que te regalé el 24, te maquillas un poco y sales con Miguel.
La discusión había finalizado, Carla era muy cabezota pero su madre le ganaba. Como ella le dijo, fue a casa y se preparó, el vestido que le regaló era negro de palabra de honor, le llegaba un poco más arriba de las rodillas. La parte superior era pegada y hacía que se notaran sus curvas, hacía tiempo que había dejado de ser una niña y eso para ella solo significaba más problemas y más preocupaciones en su cabeza. De la cintura hacia abajo tenía algo de vuelo, se puso unos zapatos de tacón y un lazo en la cabeza, después de maquillarse un poco salió a la calle. Que raro, ella llegando tarde... Su primo ya le estaba esperando en la esquina donde habían quedado.
-¡Hola prima!
-¡Hola! ¿Qué miras tanto?
-¡Estás guapísima! Ya verás cuando te vean mis amigos... ¡Hoy acabas con novio!
-No gracias, me llega y me sobra lo que tengo en mi ciudad.
-Ya no me cuentas nada prima...
-Bueno, ya sabes que las cosas han cambiado desde que...
-No hace falta hablar de eso.
-Gracias, pero Bárbara me ha dicho que lo primero que tengo que hacer para aceptarlo es decirlo en voz alta. Todo ha cambiado desde la muerte de mi padre.
-¿Bárbara?
Mientra caminaban hacia la plaza Carla le contó a su primo que estaba viniendo a verme para que yo le ayudara con sus problemas, también le contó la ruptura con Raúl pero no quiso decirle nada del día de las tijeras... Lo que más odia la chica es preocupar a su gente, en eso, puedo asegurar que nunca cambiará.
Un silbido y unas risas, en la plaza ya estaban los amigos de Miguel, esperaba que fueran simpáticos y que no le crearan más problemas, ya tenía suficientes. Como alguien más le dijera que quería salir con ella no sabía lo que iba a hacer; ocurrió, pero esta vez fue diferente.

*¡Hola! Espero que os guste este capítulo :) Dejad un comentario con vuestra opinión y vuestros consejos por favor :D Un beso ^^

miércoles, 22 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 23.

-Ya he comenzado el diario, creo que tu consejo puede funcionar.
-Espero que te ayude.
-Si, mi pequeño diario es, a partir de este mismo momento, otro más de mis mejores amigos.
Las dos reímos, yo me estaba dando cuenta de que ella estaba mucho más contenta. Mi consejo fue sencillo, solo le dije que escribiera sus pensamientos, sobre todo por la noche antes de acostarse, eso le ayudaría a despejar su cabeza y seguro que dormiría mejor. Pero yo estaba segurísima de que Carla era feliz porque se estaba empezando a enamorar, aunque ella no se diera cuenta.
Cada vez me hablaba más sobre Álvaro, quedaban mucho y se lo pasaban muy bien juntos, pero no le quería solo como amigo, yo lo sabía y Paula y Lucía también. Aunque a parte, por lo que me contaba Carla de Josu, yo tenía mis dudas a cerca de los sentimientos de su mejor amigo hacia ella; si, era cariño, pero de lo que yo no estaba segura era de que tipo de cariño, de todas formas la chica no se había dado cuenta de sus posibles sentimientos. Su otro problema era Raúl, a pesar del daño que le hizo seguía sintiendo algo muy fuerte por él.
-Bárbara, ¿tengo que enseñarte lo que escribo?
-Claro que no. Eso es para ti, donde puedes poner todo lo que tu quieras sin que nadie te prohíba nada, es como tu pequeño mundo. No tienes que enseñárselo a nadie, excepto si quieres que alguna persona lo lea.
-Vale, sé que faltan cinco minutos para que se termine la sesión pero me apetece escribir un poco. Estoy muy confundida y espero que eso me aclare algo. No me importa si lo lees, seguramente tu también puedes ayudarme.
Carla se puso a escribir mientras de vez en cuando me decía que le echara un vistazo a su diario. Como yo pensaba, Álvaro era alguien importante.

La palabra de hoy es CONFUSIÓN, bueno, en realidad la de hoy y la de hace dos, tres e incluso la de hace cuatro semanas. Estoy confundida desde que le conocí el día que fui a comprar las entradas para el concierto de “Soñando Despiertos”. Dos nombres, dos personas, ¿dos amores? Eso es imposible. Solo puedo querer a una persona, o por lo menos solo debería amar a una, mi pregunta es ¿Raúl o Álvaro? No sé lo que es el cariño hacia un amigo y el amor, los confundo desde que esos dos chicos aparecieron. Después de estar con Raúl debería saber lo que es amar a alguien pero creo que no es así, mi pregunta: ¿eso quiere decir que nunca he estado enamorada de él? No sé la respuesta, pero estoy segura de que no puedo vivir sin tenerle cerca. Pero es que Álvaro es tan perfecto a su manera, me encantan hasta sus defectos. Cuando estoy con él el mundo desaparece, me olvido de mis problemas y siento que puedo contarle cualquier cosa. Me mira y me pongo nerviosa, no puedo evitarlo, y eso hace que me avergüence y me pongo más nerviosa todavía, un círculo. Por cierto, odio los círculos de la vida, aunque según yo, la vida es un círculo de círculos; otro día escribo sobre eso... 
Me centro, Raúl o Álvaro, Álvaro o Raúl... Raúl me ha hecho mucho daño, no creo que sea la mejor opción, pero es muy especial para mi, aunque Álvaro es tan increíble. ¡Por una vez, escribir no me está sirviendo de nada! O tal vez sí, a Raúl ya le he encontrado cosas malas: el daño que me hizo (importantísimo), que es muy egoísta y engreído, y eso solo es el comienzo, si pienso un poco más puedo encontrar otras mil características suyas que me molestan... Como ya he escrito, de Álvaro me gustan hasta sus defectos. La decisión parece sencilla ¿por qué me cuesta tanto tomarla?”

*Espero que os haya gustado este capítulo, os digo lo de siempre: dejadme vuestra opinión por comentario de blog, twitter, tuenti, hotmail,... 
 Siento haber tardado en publicar este capítulo pero ya os dije que al ser Carnaval no iba a tener tiempo...
 Un beso :3

jueves, 16 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 22.

Carla, Lucía y Paula, cada una en su habitación, se despertaron nerviosas; esa noche apenas habían dormido, era sábado, día tres de diciembre. Las tres se prepararon apresuradamente y fueron corriendo al parque donde siempre quedaban.
-¡Paula! ¡Carla!
-¡Hoy es el día!
-¡Chicas, hoy veremos en directo, en la primera fila a los chicos de “Soñando despiertos”! Paula, Lucía, ¡hoy será nuestro día!
Continuaron un poco más así, gritando felices mientras todos los que pasaban por allí les miraban extrañados. Esa locura poco a poco estaba volviendo a invadir a Carla; no creo que el mérito fuera mío, yo solo le ayudaba a sacar esos sentimientos que ella ya conocía, el gran trabajo lo habían hecho sus amigas, Josu, el concierto y Álvaro. Le encantaría que su mejor amigo estuviera allí con ella, pero había cogido vacaciones de navidad anticipadas, se casaba su prima en Alemania y se había ido un par de semanas; a Álvaro seguro que le vería en el concierto.
Pasaron la mañana en la calle, por el parque charlando, riendo y gritando, estaban muy emocionadas, ¡llevaban tanto esperando ese concierto! Lo que sentían en ese momento es algo que no se puede describir, pero es un sentimiento genial. Cuando se calmaron un poco fueron a comer las tres juntas.
Antes de que se dieran cuenta ya estaban en el concierto, ¡en primera fila! Las chicas iban cada una con su camiseta del grupo, no dejaban de chillar y cantar a pleno pulmón. Carla ni siquiera le prestó atención a Raúl, que estaba a su lado; aunque si cruzó alguna mirada y alguna sonrisa con Álvaro. Dos horas y media más tarde el concierto finalizó y ninguna de las tres amigas dudó ni un segundo, se quedarían allí hasta que el grupo saliera ¡necesitaban autógrafos!
Estuvieron allí fuera algo más de una hora, pero estaban seguras de que merecería la pena esa espera, y así fue. Como se había quedado poca gente esperando les dejaron pasar en grupos de tres y de cuatro personas a los camerinos. Estaban muy nerviosas, fueron las tres primeras en pasar la puerta, había un pequeño pasillo y la puerta del camerino estaba a la izquierda. Los chicos estaban dentro esperando a todos los fans que fueran a verles, Paula, Carla y Lucía estaban a punto de echarse a llorar. Estuvieron quince minutos con ellos, uno de los momentos más felices que habían vivido. Charlaron, se sacaron una foto cada una con el grupo y después otra todos juntos, los chicos también le firmaron unas fotos y unas púas.
La noche terminó, la mejor que habían tenido. Después fueron a dormir a casa de Lucía ya que el día de la fiesta se canceló el plan, ya había llovido desde ese día...
-¡Qué feliz estoy chicas! Todavía no me lo creo, en serio.
-Yo tampoco Lu, estoy muy contenta.
-Ya, pero Carla, tu felicidad creo que no es solo por el concierto.
-No sé a que te refieres...
-Cariño, sabes perfectamente a lo que se está refiriendo Paula. ¿Que hiciste ayer, eh?
-Pues, quedar con Álvaro. Somos amigos y es normal que quedemos...
-Si, amigos, pero no nos puedes negar que sientes algo por él.
-Carla, tiene razón Paula, se te ve, estás mucho más contenta.
-Chicas, es que ¡es tan perfecto! Su pelo negro ondulado, sus ojazos marrones, su sonrisa perfecta,...
-Ui, ui, ui... Te ha dado fuerte Carli.
-Es que Pau, ¡es un chico genial!
Las tres rieron, Lucía y Paula sabían que Carla necesitaba a alguien como Álvaro para salir del problema que todavía no había superado. El tema de las tijeras no lo habían tocado, era algo muy delicado y preferían dejármelo a mi. Sabían de sobra que su amiga estaba sufriendo y que estaba deseando salir con Álvaro, pero Carla todavía no había superado su ruptura con Raúl. Pero bueno, mirándolo desde otro punto de vista, su amiga les había contado que el chico le dijo que la esperaría, seguro que Carla se daría cuenta pronto de lo que tenía que hacer.

*Aquí os dejo el capítulo 22 de mi historia, espero que os esté gustando :D Quería comentaros que lo más probable es que tarde unos días en escribir el siguiente (¡CARNAVAL!), pero cuando termine la fiesta lo publico sin falta ;)
 También quiero pediros vuestra opinión, escribirme en Tuenti (comentario o privado), en Twitter, en Hotmail o en el blog; esto es importante para mi y quiero saber lo que pensáis, tanto si os gusta como si no :D (Las direcciones a donde me podéis mandar mensajes están en la parte derecha del blog)
Bueno, creo que esto es todo, si tenéis alguna pregunta o sugerencia comentar, y si no, poner simplemente si os ha gustado o no :D
¡Un beso! :3

lunes, 13 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 21.

Nunca me habría imaginado lo dura que iba a ser aquella sesión. Carla vino a donde mi con toda normalidad, aunque es cierto que la notaba un poco más nerviosa que de costumbre. Lo primero que me dijo tras saludarme fue que tenía algo muy importante que decirme, también me preguntó si podían pasar sus amigas ya que quería que se enteraran, pero no tenía fuerzas para repetir su secreto más de una vez. Comencé a preocuparme de verdad, y su amigas también, se les notaba en la cara que estaban sufriendo mucho en esos momentos.
A Carla le costaba hablar, antes de comenzar con su importante noticia empezó a llorar. Las tres estábamos muy nerviosas y la chica también, yo diría que todavía más que nosotras. Poco después empezó a hablar sin mucha seguridad; intentó tranquilizarse, sin éxito.
-Primero os quiero decir que no me interrumpáis y que os quiero muchísimo. No quiero preocuparos y tenéis que saber que me arrepiento totalmente de lo que estuve a punto de hacer. Bueno creo que mejor será contároslo todo:
“Durante los primeros días tras la ruptura con Raúl la depresión era mayor. No lo sabíais porque me dolía deciros eso, no quería preocuparos y tampoco tenía muchas ganas de hablar sobre el tema... Bueno, el caso es que me pasé días y días encerrada en mi habitación llorando. No podía dormir y dejar de pensar en él era imposible.
Tanto tiempo sola, sin pensamientos optimistas, me llevó a cometer una gran locura; bueno, no la llegué a cometer, pero como se suele decir: “la intención es lo que cuenta”.
Con todo esto quiero decir que tenía mucho tiempo para pensar. Pero pensar mucho en cosas que no son buenas te crea un gran problema. Yo en lo único que era capaz de pensar era en que si yo no hubiera nacido todo sería más fácil, que aquí no hago nada, solo estoy para darle problemas a la gente a la que quiero. Estos pensamientos y mil más hicieron que yo no pudiera controlarme, mis movimientos no los hacía conscientemente y ese, menos.
Ahora voy a lo que pasó aquella mañana, yo estaba sola en casa y en un momento de máxima depresión, donde ya no era yo la que pensaba, no tenía capacidad de razonamiento... me acerqué al baño y estuve buscando el neceser donde mi madre guardaba todos los artilugios que utilizaba para cortar el pelo. Bárbara, tu no creo que lo sepas pero bueno, mi padre siempre quiso ser peluquera y tiene tijeras, máquina,etc. vamos, que tiene tantas cosas para el cabello en casa que parece que tiene una peluquería allí montada.
Yo cogí las tijeras y volví a mi habitación, durante un momento lo volví a pensar; pero, como os he dicho antes, no tenía capacidad de razonamiento. El caso es que cuando quise darme cuenta las tijeras estaban rozando mi muñeca, en ese mismo instante me di cuenta de lo que estaba a punto de hacer y reaccioné a tiempo. Tire las tijeras al suelo y comencé a llorar...”
Las tres estábamos con la boca abierta, literalmente. Carla y sus amigas lloraban como tres magdalenas; yo no, pero no era porque no tuviera ganas... Yo también necesitaba derramar algunas lágrimas, esta chica era como una caja de sorpresas, pero de malas sorpresas. Su historia me había llegado al corazón, pero yo era la psicóloga y no podía llorar, tenía que ser fuerte y aconsejarle; pero ¿qué le podía aconsejar a una chica de 16 años que, a parte de que era anoréxica y de que no tenía padre, había estado a punto de suicidarse?

*Espero que os esté gustando la novela, espero vuestros comentarios ;)

jueves, 9 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 20.

Jueves, siete y media de la mañana, sonó el despertador y Carla se despertó; después de preparase y desayunar fue al instituto con sus amigas. Las dos primeras horas pasaron largas pero pronto llegó el recreo. Carla, Lucía y Paula estaban charlando y entraron al baño porque Lucía quería llamar a Marcos, las cosas no estaban bien entre ellos y la chica ya estaba cansada de sus juegos.
-No lo soporto más, hoy por la tarde hemos quedado y voy a dejarle.
-¿Estás segura Lu?
-Claro que si Carli, estoy harta de él. Marcos es historia.
-Tu verás lo que haces... Bueno, Carla y ¿tu qué tal con Álvaro?
-Pues me cae muy bien.
-Ya ya, y ese beso que nos contaste ¿qué?
-Pues eso nada Pau, fue algo que pasó y punto.
-Si, algo que pasó, pero tu móvil está sonando.
-¿Quién crees que será Lu?
-Pues no sé Pau, yo diría que Álvaro eh...
-Que bobas sois... ¡Callaros un poco! ¿Si? ¿Quién es?
-Hola Carla, ¿no has guardado mi número? Me parece muy mal...
-Lo siento, ahora lo guardo. ¿Qué tal?
-Genial y ¿tu?
-Bien, en el recreo...
-Te echaba de menos. Lo siento, pero te lo tenía que decir. Sé que me dijiste que no estabas preparada para otra relación ni nada, pero yo te dije que te iba a esperar y sigo manteniendo mi palabra.
-Gracias Álvaro, de verdad.
-Bueno, tengo que colgar, después te llamo. ¡Adiós! Te quiero.
-¡Adiós Álvaro! Un beso.
Las chicas se abalanzaron sobre Carla, no se podían creer que el la hubiera llamado mientras estaba en el instituto, les parecía muy bonito aunque Carla se mostrara algo distante. Sabían que ella lo había pasado muy mal y comprendían que quisiera ir despacio, ¡pero Álvaro era un cielo! Con tantas preguntas y bromas no se dieron cuenta de que Valentina, Sandra y Marta estaban allí. Eran tres chicas de su clase con las que siempre se habían llevado muy mal. No tenían ningún motivo, no hubo ninguna pelea, simplemente no se caían bien. Valentina siempre había estado detrás de Raúl, pero él estaba con Carla y no le hacía caso, en el momento que escuchó a Carla hablando con un tal Álvaro fue directa a darle donde más le dolía.
-¡Hola preciosas! ¿Qué tal estáis?
-¡Hola Valentina! Tu tan amable como siempre.
-Ya sabes que si Paula, yo siempre me porto genial con vosotras.
-Venga, no vengas con tonterías que ya te conocemos a ti y a tus perritas.
-Perdona guapa, pero Marta y yo no somos las perritas de nadie. Que te quede bien clarito Lucía.
-Vamos chicas, dejarlo ya...
-Eso, hacerle caso a la buenita de Carla. Por cierto ¿qué tal con Raúl?
-¡Cállate Valentina!
-Lucía querida, no estoy hablando contigo. Y Carla, lo siento, no me acordaba de que ya no estáis juntos... Bueno, ahora tengo el camino libre de niñatas, en nada Raúl será mi novio, ya lo verás.
-Me da igual, fui yo la que corté.
-¡Es cierto! Además, tu ya tienes a ese con el que estabas hablando, ¿cómo le has llamado? A si, Álvaro.
-Bueno Sandra, no te olvides de Josu, que hace todo lo que ella quiere...
-Dos chicos y una chica... Cariño, no puedes ir por la vida utilizando a la gente, al final te quedarás sola.
-Yo no utilizo a nadie Valentina.
-Venga Carla, no le hagas caso y vayámonos.
-Eso, hazle caso a Lucía. ¡Chaito cielos!
Carla lo tenía claro, Valentina iba a ir a por Raúl, lo que ella tenía que hacer era no ponerse celosa, cuanto antes se olvidara de él, mejor.
La mañana continuó con normalidad, Valentina, Sandra y Marta no se volvieron a acercar a ellas. Carla volvió a hablar con Álvaro y quedaron esa misma tarde, después de venir a verme y contarme el secreto más grande que tenía.

*Espero que os guste :) Me gustaría que me dejarais vuestra opinión en un comentario (si no queréis poner vuestro nombre o no tenéis cuenta podéis escribir desde "Anónimo"), espero vuestras críticas ^^

sábado, 4 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 19.

Carla llevaba un mes viniendo semana tras semana, ya le conocía perfectamente, tanto sus defectos como sus virtudes. Era miércoles y hoy hablaríamos sobre la comida, me había contado muchísimas cosas durante este tiempo pero ese tema todavía no lo habíamos tocado.
-Carla, sabes perfectamente por qué tu madre y tus amigas pensaron que venir aquí sería lo mejor para ti. Creo que ha llegado el momento de hablar del tema, sé que para ti es duro y difícil recordarlo pero ahora que ya te conozco bien creo que podré ayudarte. Por favor, empieza por el principio del problema, desde el primer día.
-Intentaré contártelo todo, y Bárbara, muchas gracias por apoyarme, sé que es tu trabajo, pero gracias igualmente. Bueno, todo comenzó con la depresión, ese tiempo casi no comía, no tenía fuerza ni para eso. Poco a poco se fue convirtiendo como en una costumbre, de lo que yo no me daba cuenta era de que estaba adelgazando mucho. Un tiempo después de esto me empecé a preocupar y a preguntarme que podría pasar si no comía durante tanto tiempo; estuve buscando información en internet y encontré una página que hablaba sobre eso... ¿Tengo que decir la palabra? Es que me cuesta...
-Dila, por favor. Es mejor para ti que empieces a aceptar las cosas tal y como son.
-Bueno, pues encontré una página que hablaba sobre la anorexia. En ningún momento se me había pasado por la cabeza que yo pudiera llegar hasta ahí. Empecé a leer por simple curiosidad, siempre he querido ser psicóloga y esos temas me llaman mucho la atención. Poco a poco me fui dando cuenta de que todo lo que ponía en esa página me ocurría a mi... Ahí comencé a ver mi problema e intenté empezar a comer, pero por muy poco que comiera, después me sentía mal. ¡Me sentía culpable por comer! Algo de eso también leí en la página de internet, sobre la culpabilidad que se siente después de comer algo, pero no lo recuerdo muy bien. Y creo que eso es todo.
-Bueno, pues la hora ya se ha terminado, nos vemos el viernes.
-¡Adiós Bárbara!
-¡Adiós Carla!
Llegué a la conclusión de que lo que la chica tenía era tendencia a anorexia, pero eso era mejor que se lo dijera el médico. En esos momentos nos llevábamos muy bien, no solo teníamos relación de psicológa paciente, llegué a darle mi número de móvil por si algún día necesitaba hablar con alguien como amiga, y unas cuantas veces quedamos para tomar un café; pero esto ocurrió (y sigue ocurriendo) más adelante, ahora volveré a centrarme en ese miércoles soleado.
Como acabo de comentar, el consejo que le dí fue que fuera a ver a un médico para que le aconsejara, porque en este tema yo no podía hacer mucho, lo único que estaba en mis manos era su estado psicológico, no el físico. Ya sabía todo lo que le había pasado, no quedaba nada que preguntarle, o por lo menos, eso pensaba yo en aquel momento. Lo que me contaría la siguiente semana lo cambiaría todo.
Al salir del edificio Carla fue al parque donde había quedado con Josu, cuando le vio se sorprendió ¡llevaba su guitarra!
-¿Para que has traído la guitarra?
-Me dijiste que querías aprender y yo te dije que algún día te enseñaría. Ese día ha llegado.
-¡Gracias, gracias, gracias y mil gracias! Que ilusión me hace aprender a tocar la guitarra.
Durante dos horas estuvieron tocando, Carla era una buena alumna, le hacía caso y aprendía rápido. Eso de tocar la guitarra siempre le había llamado la atención, le habría gustado tener una bonita voz y poder cantar y componer sus propias canciones. Bueno, ella siempre lo había dicho, soñar es gratis.
Cuando pasaron la esas dos horas volvió a su casa, al día siguiente era jueves y tenía que madrugar.

*Espero que os guste este capítulo ;) ¡Espero vuestros comentarios y vuestras preguntas! Un beso :3

miércoles, 1 de febrero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 18.

El domingo se despertó pronto, no dejaba de pensar en lo que sus amigas le habían dicho, y la verdad es que cuando vio a Álvaro se olvidó de Raúl, pero no estaba preparada para empezar con otro chico; además casi no se conocían. Aunque, por otra parte, le encantaría volver a verle, el tiempo que pasó hablando con él estuvo genial, muy relajada y contenta. Empezó a sonar su canción favorita de “Soñando despiertos” ¿donde habría metido el móvil?
-¿Si?
-Hola, ¿Carla?
-Si, soy yo. ¿Quién es?
-Soy Álvaro.
-¿Cómo es que tienes mi número?
-Se lo pedí a Dani, es que quería volver a verte. ¿Te apetece quedar hoy?
-¡Claro! ¿A qué hora? Y, ¿dónde?
-¿Te parece bien a las cinco en el puente del centro?
-Genial, por la tarde nos vemos.
-¡Adiós Carla!
-Adiós. ¡Un beso!
No podía comprender por qué estaba tan nerviosa, el corazón le latía muy rápido y estaba deseando que llegaran las cinco para volver a verle. Con todos esos sentimientos mezclándose, estaba echa un lío, sabía que seguía enamorada de Raúl pero Álvaro estaba entrando muy pronto en su corazón...
No tenía ganas de comer, su estómago estaba cerrado, pero su madre le obligó y no quería oponerse, sabía que debía hacerlo. Antes de que se diera cuenta estaba de camino al puente, le vio allí a lo lejos tan guapo como el día anterior. Cuando llegó se saludaron con dos besos y fueron al pequeño parque que había junto al puente, se sentaron en un banco mirando hacia el río y Carla estuvo observando a los patos ¡Le encanta como nadan esos animales! ¡Son tan graciosos!
Pasaron la tarde charlando, ambos se sentían muy a gusto juntos. El tiempo pasó rápido y Álvaro se ofreció a acompañarle a casa, Carla no vivía muy lejos por lo que llegaron rápido. En el portal se despidieron, pero antes de irse el chico le dio un suave y corto beso en los labios.
-Perdóname, no tendría que haberlo hecho...
-No pasa nada de verdad, tranquilo.
-Nos conocemos muy poco, tendría que haber esperado más. Pero nunca había sentido esto por una chica... Eres muy especial.
-Lo siento, pero yo ahora no estoy preparada para nada de esto, estoy muy confundida en estos momentos y no quiero equivocarme. Ya he sufrido bastante y no quiero volver a pasar por lo mismo...
-Puedo esperarte, sé que parece lo típico que se dice en la películas, pero es verdad.
-Gracias.
-Si no te importa, después te llamo.
-¡Vale! Adiós Álvaro.
-¡Adiós!
¿Pero que había pasado? Tenía que hablar urgentemente con Paula y con Lucía, tenía que contarles rápidamente lo que había sucedido. Cuando habló con ellas ambas se sorprendieron y se alegraron, tenían la sensación de que Carla y Álvaro comenzarían a salir pronto.
Pasaron los días, las semanas, Carla venía a hablar conmigo tres veces por semana. Me contó lo del beso, que estaba confundida y que no sabía que hacer, también me estuvo hablando un poco más sobre su padre. Antes de darnos cuenta llegó noviembre, Carla había quedado con su nuevo amigo unas cuantas veces más; si no, quedaba con sus amigas o con Josu, o con todos a la vez.

*Este capítulo es un poco más corto que los demás, pero espero que os guste :D
  Quería deciros que en el blog tengo un nuevo apartado que se llama "¿Qué quieres saber?". Vosotros me dejáis vuestras preguntas (por tuenti, twitter, blog, hotmail) y yo os las contesto y las pongo ahí :D ¡ESPERO VUESTRAS PREGUNTAS!