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domingo, 15 de abril de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 34.

*Antes de nada quería deciros que siento haber tardado tanto en publicar, he tenido problemas pero a partir de ahora intentaré publicar dos capítulos por semana :) Aprovecho para recordaros que tengo Tuenti (Loque Dice Una Mirada), Twitter (@LQDM_minovela) y que me podéis mandar cosas a loquediceunamirada@hotmail.com :D
Espero vuestros comentarios y a ver si os gusta el capítulo ^^

Al final iba a ir, después de hablar con Raúl decidió pasar un poco por alto todo el daño que le hizo y volver a empezar como amigos. Lo estuvo hablando conmigo, con sus amigas, con Josu y con Álvaro; a todos nos parecía bien que intentara empezar de nuevo. En mi opinión le iba a venir bien reconciliarse con el, ser amigos era un gran paso para superarlo todo.
Esa tarde llamó a su primo, se habían hecho buenos amigos en navidad y Carla quería invitarle a venir a nuestra ciudad a pasar los carnavales.
-¡Hola Miguel!
-¡Prima! ¿Qué tal?
-Bien, ¿y tu?
-Muy bien. Tendrás cosas que contarme, ¿no?
-Alguna... Siento no haberte llamado antes, ha habido problemas y exámenes.
-No pasa nada. ¿Qué querías?
-¡Ah si! ¿Te vienes la semana que viene a pasar los carnavales conmigo?
-¿A tu casa? ¡Genial! Ya hablo con mi padre y te digo.
-El tío es muy majo, seguro que te deja venir con tu prima pequeña.
Y si, el tío de Carla dejó ir a Miguel a pasar los carnavales con su prima. Esa semana ninguno de los dos tenía instituto a si que no fue ningún problema convencerlo. En cuanto llegó dejó sus cosas en la habitación de invitados y después Carla y él fueron a dar una vuelta por la ciudad. Era la primera vez que Miguel estaba allí y su prima aprovechó para hacer un poco de turismo. Al final acabaron en un parque, aquel sitio le encantaba a Carla, era donde siempre quedaba con sus amigas y con Álvaro. Comenzaron a charlar, en un mes habían pasado bastantes cosas, la chica le contó a su primo que estaba muy contenta con su novio, el problema de Lucía, que su mejor amigo estaba con Paula, que se había vuelto a hacer amiga de Raúl y también le habló sobre los disfraces de carnaval.
-Bueno, ¿y tu no tienes nada que contarme? ¿Qué tal con Raquel?
-Mal, hemos cortado.
-¿Qué ha pasado?
-Me engañaba con otro. Bueno, en realidad engañaba al otro conmigo. Cuando empezamos a salir ella ya tenía novio. No le pillé con el otro chico, pero cuando estábamos en mi casa le estaban llamando y cogí yo porque ella estaba en el baño. Mi sorpresa fue que cuando pregunté quién era el chaval me respondió: “El novio de Raquel, ¿quién eres tu?” Le contesté que era su otro novio y ese mismo día le pedí explicaciones. Me lo contó todo y cortamos, al día siguiente el otro chico también le dejó y ahora está sola y con muy mala fama por toda la ciudad.
-¡Se lo merece! Lo peor que puedes hacer en una relación es mentir.
Volvieron a casa y al día siguiente por la tarde quedaron con Paula, Lucía, Álvaro y Josu. Iban a ir con Raúl, Dani y Jon (el otro chico que conoció el día que fueron a por las entradas de “Soñando despiertos”) a preparar las cosas para la fiesta en el bar de la prima de Raúl. Cuando Carla y Miguel aparecieron todo fueron presentaciones, la chica se fijó en su amiga soltera, su sonrisa la delataba; en cuanto estuvieran un momento a solas Carla ya le iba a hacer un interrogatorio a Lucía sobre la imagen que tenía de su primo.
No era un local muy grande, pero estaba muy bien; tenía bastante ambiente y una decoración muy buena. La prima de Raúl era una chica joven, de unos 24 años que había montado aquel bar con su novio. Todos los que iban allí era gente joven y a Carla le encantó el sitio, estaba cerca del río, alejado del centro pero no en las afueras.
Todos pensaban que iba a ser una gran noche la de aquel sábado, empezaron a decorarlo y el siguiente día por la mañana terminaron. Esa noche iba a estar genial.

sábado, 31 de marzo de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 33.

-¿Muñecas de porcelana?
Carla y Paula hicieron la misma pregunta a la vez, era un tema algo extraño para el disfraz. Lucía era la que siempre pensaba la idea y hacía los dibujos de como sería el traje y el maquillaje, pintar y dibujar se le daba genial. Este año había tenido la idea de ir las tres de muñecas de porcelana pero a sus amigas no parecía hacerles mucha gracia ese disfraz. Lucía abrió su mochila y sacó su bloc de dibujo, pasó unas cuantas páginas hasta que dio con la que estaba buscando: las muñecas de porcelana.
-Si, muñecas de porcelana. El vestido es muy bonito, es una mezcla entre un vestido de época y uno de niña pequeña. He diseñado estos tres pero si no os gustan hago otros.
-¡Me encanta este! ¿Puede ser para mi?
-Si Pau ese para ti, ¡pero este me lo quedo yo!
-Genial, me dejáis a mi el que más me gustaba. Bueno, veo que al final os gusta la idea ¿no?
-Si, a mi me encanta.
-¡Son preciosos! ¿Y el maquillaje?
-A eso iba ahora Carla. He pensado en algo así, la cara muy blanca y los labios rojos, podemos hacer alguna grieta para que parezca que la muñeca está rota. Pero esos detalles ya los veremos...
Y así siguieron unos minutos más, hablando del disfraz para carnaval. El vestido no era difícil de hacer y el maquillaje también era muy sencillo, por lo que en una semana lo tendrían listo; para carnaval faltaban una semana y media, les daba tiempo de sobra. La duda que tenían Paula y Lucía era que todavía no sabían si Carla iría a la fiesta, intentaron convencerla unas cuantas veces más pero la chica no cedía. Paula le contó a Lucía la conversación que tuvo con Dani para que el chico hablara con su mejor amigo, ellas no sabían como había reaccionado Raúl, pero esperaban que accediera a convencer a Carla. Se dieron cuenta de que el chico había aprobado la propuesta cuando lo vieron acercarse por el patio del instituto.
-¡Hola chicas! Carla, ¿puedo hablar contigo un momento?
-No.
-Por favor...
-Está bien, rápido.
-Genial. Vemos a sentarnos allí, en el banco que está libre.
-¿Qué quieres, Raúl?
-Pues lo primero es que me he enterado de que no quieres venir a mi fiesta y me niego a que no vengas. ¡Quiero verte allí pasándotelo bien!
-Otro igual... No pienso ir.
-Sigues tan cabezota como siempre. Sé que no quieres ir por mi, todavía no me has perdonado y yo te entiendo. Fui un imbécil.
-Más que eso.
-Vale, si, mucho más que un imbécil. Pero puedes creer que me arrepiento con toda mi alma. No sé como se me pudo pasar por la cabeza liarme con Olivia teniéndote a ti a mi lado.
-No quiero hablar de eso...
-Carla, yo quiero solucionar las cosas y para eso hay que hablarlas. Déjame que te explique.
-Te escucho.
-Lo que tendría que haberte dicho hace mucho es que te quiero, te quiero muchísimo, de verdad. Ya sé que es difícil que me perdones e imposible que vuelvas conmigo, pero por lo menos me gustaría ser tu amigo. Esto ya te lo había dicho, pero no me hiciste ningún caso. Lo que quiero es que intentes confiar en mi, ser mi amiga. Eres una chica increíble, preciosa, inteligente, divertida, simpática,... y lo que yo te hice no tiene nombre. Cuando te perdí supe que tu eres la persona que quiero a mi lado, aunque ahora eso ya no sea posible. Solo te pido que vengas a la fiesta y que estemos como amigos, quiero demostrarte que no te voy a volver a fallar y que he cambiado, por ti. Eres la chica más impresionante que he conocido en mi vida, con esa sonrisa tuya que me encanta y esos ojos que hipnotizan, tu risa contagiosa que siempre hace que me ría sin saber por qué, y me enamoras todavía más cuando te sonrojas porque están hablando bien de ti, como ahora. Cuando estábamos juntos hice promesas que no cumplí, te engañé con Olivia y es algo que nunca me podré perdonar, pero hay algo que sí cumplí y que durará para siempre: te quiero Carla.
¿Cuál fue la respuesta de Carla? Mil lágrimas y un abrazo, eso era todo lo que podía hacer en ese momento.

*Siento haber estado sin publicar toda la semana, pero ya os dije que no iba a poder. Espero que os guste este capítulo y me encantaría que me dejarais un comentario diciendo si creéis que Carla va a perdonar a Raúl o no :) Un beso ^^

domingo, 25 de marzo de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 32.

Principios de enero, el curso volvió a empezar tras unas merecidas vacaciones para todos. Carla y Paula estaban felices con sus novios y Lucía poco a poco iba volviendo a la normalidad; aquella noche le cambió mucho. Un par de veces yo estuve hablando con ella para hacerle un favor a Carla, las chicas me caían muy bien y sigo manteniendo el contacto con ellas. Lucía no sabía mucho sobre el chico que conoció en aquel bar, pero gracias a que le llevó a su casa le pudo denunciar. Con esa dirección podrían detenerle, pero como todos sabemos, la justicia es lenta. Lucía tenía horribles pesadillas pero se despertaba pensando que le iban a encerrar, lo que más deseaba era no volver a saber nada de él. Rubén, jamás se le olvidará ese nombre.
Durante este mes de enero Carla venía a verme con menos frecuencia, me sorprendía mucho la rapidez a la que estaban evolucionando sus problemas y sus preocupaciones. Álvaro le ayudaba mucho y sus amigas también, lo que todavía no llevaba muy bien era lo de cruzarse con Raúl en los pasillos y no era porque seguía sintiendo algo por él, era porque le recordaba todo el daño que le hizo. Su relación con Valentina tampoco había mejorado mucho, en realidad, parecía que empeoraba por momentos; ahora que ya no estaba con Raúl, Carla no entendía porque la chica no dejaba de meterse con ella. Yo seguía haciendo todo lo que podía para ayudarle a que no se preocupara por cualquier cosa, lo que empezamos a hacer fue ir a tomar café algunos días. Nos empezamos a llevar muy bien y aunque la relación psicóloga-paciente estaba disminuyendo siempre nos quedaría esa amistad tan extraña que formamos.
El año empezó bastante bien, el primer mes de clase pasó rápido y antes de que se dieran cuenta ya estaban los carnavales a la vuelta de la esquina. Paula y Josu estaban muy bien juntos, al igual que Carla y Álvaro; Lucía consiguió superar aquel encuentro y decidió que iba a empezar a fijarse más en los chicos con los que se juntaba, quería una relación más seria, no chicos de hola y adiós.
-¡Mis chicas!
-¡Hola Lu! ¿Ya has pensado el disfraz de este año?
-¿Carla, lo tengo que pensar yo siempre?
-Sabes que si, Paula y yo confiamos en ti.
-Si, ¡tu eres la de las ideas locas!
-Bueno, tal vez he tenido alguna idea... Mañana os traigo los bocetos de los trajes.
-¡Cuenta!
-¡Eres muy impaciente Carli! ¡Es una sorpresa!
-Bueno, ¿y has pensado alguna fiesta?
-¿Paula preguntándome por una fiesta? No te reconozco amiga... ¡Tu eras una buena influencia para mi!
-Que tonta... ¡Hoy tienes ganas de tonterías, eh!
-Bueno Lu, cuenta lo de la fiesta.
-Lo que usted diga, señorita Ruiz. Pues había pensado en hacer en mi casa una fiesta de disfraces, la de principio de curso no estuvo nada mal. Pero me he enterado de que Raúl va a dar una en el bar de su prima y contra eso no podemos competir. Además ya ha invitado a las dos clases y a nuestra fiesta no vendría nadie. El caso es que nosotras también estamos invitadas, por lo que ya tenemos plan para el sábado de carnaval.
-Yo no voy.
Carla se fue, no iba a ir a la fiesta de Raúl, lo tenía claro, sus amigas intentaron convencerla pero sin éxito. Josu estuvo hablando con ella pero tampoco consiguió nada, al final fue Paula la que pensó la forma de que Carla fuera a la fiesta. La chica se llevaba bien con su ex-novio y estuvo hablando con él para que le dijera a Raúl que convenciera a Carla. Dani estuvo hablando con su mejor amigo sobre la chica, él sabía que Raúl todavía le quería y no entendía como pudo ser tan idiota de engañarle. Consiguió convencerlo de que fuera a hablar con Carla para que las chicas fueran a la fiesta, porque si no iba una no iba ninguna, ahora el problema era de Raúl, ¿cómo iba a convencer a su ex para que fuera a su fiesta?

*Espero que os guste :) Siento deciros que voy a estar una semana sin publicar pero el sábado tenéis capítulo seguro :D Está sin revisar a si que si hay alguna falta de ortografía lo siento xD
Un beso y espero vuestros comentarios ^^

viernes, 23 de marzo de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 31.

Nuevo día, Lucía se despertó gritando por la pesadilla que había tenido, cuando pensaba que todo había sido un mal sueño recordó lo que la noche anterior había sucedido; no era una pesadilla, era real. Se levantó asustada y se dirigió hasta el baño para lavarse la cara con agua fría y despejarse un poco. Mientras, en la habitación, Carla se despertó y al ver que Lucía ya se había levantado pensó que lo mejor sería despertar también a Paula; ese día ninguna se iría de aquella casa sin saber lo que había pasado.
Lucía se tranquilizó y volvió a la habitación, sus dos amigas la miraron preocupadas por los pequeños arañazos que se veían en algunas partes de su cara; los moratones y los rasguños que escondía debajo del pijama eran mucho peores y lo que más preocupaba a las tres chicas era el motivo de ellos.
-Lucía por favor, cuéntanoslo.
-Estamos preocupadas, entiéndenos...
-Si os entiendo Carla, pero es muy difícil.
-Yo fui capaz de contaros mis problemas. También fue muy complicado para mi, pero sé que puedo confiar en vosotras y que me vais a ayudar.
-Esta bien, os lo cuento ahora. Aunque no tengo muchas ganas de hablar de ello...
“Ayer por la tarde vosotras habías quedado con vuestros novios y yo decidí ir a tomar algo. No tenía ganas de ir a la heladería de siempre, así que fui a una pequeña cafetería que está por la parte vieja. Allí me senté y pedí un café. Vi que en una mesa había un chico guapísimo algo más mayor que nosotras y no pude evitar quedarme mirando. A los pocos minutos él se acercó y me preguntó si podía sentarse conmigo, me pareció muy majo y además guapísimo, por lo que le dije que sí. Se llama Rubén. Estuvimos hablando un buen rato y puedo aseguraros que es muy listo. Yo pensé: “listo, guapo y simpático, ¡lo tiene todo!” Sobre las siete nos levantamos y fuimos a dar un paseo, a mi me pareció la persona más amable que había conocido nunca. Cuando pasó un tiempo y empezaba a refrescar me invitó a su casa y yo le dije que sí otra vez. Caminamos un poco y unas calles más abajo tenía el coche aparcado, el chico me transmitía seguridad y confianza por lo que me monté sin preocuparme por nada. En diez o quince minutos llegamos a su casa y subimos, nos sentamos en el sofá y me besó; en ese momento yo solo pensé: “bueno, otro lío más...¡No tengo novio, qué más da!” Y entonces le seguí el juego, después estuvimos cenando allí y nos lo pasamos muy bien, no os lo voy a negar. Al terminar volvimos a sentarnos en el sofá y allí siguió besándome, pero esta vez el quería algo más. Yo me negué y él se puso como loco, comenzó a pegarme y yo me fui corriendo de la casa. Me persiguió durante un buen rato y me siguió pegando en una calle donde no había nadie. Al final, conseguí escaparme otra vez y él se marchó, yo, por si se le ocurría volver, fui como pude hasta el callejón donde me encontrasteis.”
Increíble, Lucía comenzó a llorar nada más terminar de hablar, mientras les contaba todo a sus dos mejores amigas la voz se le cortaba y muchas veces no le salían las palabras. Cuando terminó, las dos chicas se quedaron con la boca abierta; suponían que su amiga había tenido alguna pelea o algo así, pero nunca se les habría pasado por la cabeza que fuera por ese motivo. Ahora comprendían a la perfección porque Lucía estaba tan asustada y entendían que para ella era difícil hablar de eso, pero era mejor que se desahogara; y Carla lo sabía mejor que nadie.

*Espero que os guste el capítulo 31 y como siempre os digo, me gusta que comentéis y que me digáis vuestra opinión :)

martes, 20 de marzo de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 30.

Terminaron de cenar y todos se fueron a casa, las parejas se separaron y los chicos fueron en una dirección y las chicas en la otra, vivían en sitios opuestos de la ciudad. Paula y Carla no dejaban de hablar de lo bien que se lo habían pasado, las dos estaban completamente enamoradas de sus novios. Lo que no sabían era que Lucía no lo estaba pasando tan bien. Antes de llegar a casa el móvil de Paula empezó a sonar y a vibrar en su bolso, al mirar la pantalla y ver quien era la que le estaba llamando a esas horas de la noche se preocupó.
-¡Paula, Paula!
-¿Ha pasado algo Lu?
-No te lo vas a creer, por favor ven a buscarme...
-Lu, por favor, tranquilízate y deja de llorar. Estoy con Carla, explícanos donde estás que vamos hacia allí.
-Estoy en frente de la iglesia vieja, en el callejón, cerca del cementerio.
-¿Qué haces allí? Bueno, ahora vamos, no te preocupes.
-Gracias Pau, venir rápido por favor.
Paula le contó a Carla rápidamente la breve conversación que había tenido con Lucía. Las dos amigas se dirigieron corriendo hacia el cementerio, era de noche y aquellas calles estaban desiertas, la mayoría de las casas de esa zona estaban deshabitadas. A pesar de que cuando Lucía les había llamado estaban en el centro de la ciudad y el lugar al que se dirigían estaba a las afueras, en unos quince minutos ya estaban allí. Les pareció ver a una persona acurrucada en el suelo contra la pared, se acercaron con la esperanza de que fuera su amiga y no un mendigo con ganas de pelea.
-Chicas...
-¡¿Qué te ha pasado?!
-Tengo miedo.
-Vamos Pau, ayúdame a cogerla
-Si, ahora mismo la llevamos hasta mi casa. Hoy duermes conmigo, no puedo dejarte así.
-Gracias Paula.
Lucía tenía la camiseta rota y manchada, algún arañazo por la tripa y por los brazos, y bastantes moratones en diversas partes del cuerpo. Tenía mucho miedo y no era capaz de hablar sobre lo que le había pasado esa noche, no podía dejar de llorar. Estuvieron caminando más de media hora pero entre las dos consiguieron llevar a su amiga hasta la casa de Paula. Carla llamó a su madre y le dijo que se quedaría a dormir en su casa, esa noche ninguna de las dos era capaz de separarse de Lucía.
Las chicas llevaron a su mejor amiga hasta una habitación y allí le tranquilizaron, le desinfectaron los rasguños y le ayudaron a ponerse un pijama de Paula, su ropa estaba para ser tirada a la basura.
-Lu, por favor, cuéntanos a Paula y a mi que te ha pasado.
-Si, estamos muy preocupadas por ti.
-No puedo, tengo miedo.
-Por favor, no sigas llorando, nos duele verte así.
-No puedo, Carla, no puedo...
-Lucía, nos lo vas a contar quieras o no. Somos tus mejores amigas y no podemos quedarnos de brazos cruzados después de verte en esas condiciones.
-Te guste escucharlo o no, Paula tiene razón. Tienes que confiar en nosotras.
-Si yo confío, chicas. Pero no puedo.
Paula y Carla no sabían que hacer, Lucía no hacía más que decir que no podía decirles nada y que tenía miedo. Las chicas sabían que ella les contaba absolutamente todo, por lo que debía de ser algo más serio de lo que pensaban. Carla no era capaz de quitarse de la cabeza la imagen de Lucía en el callejón llena de arañazos, con la ropa hecha trizas, llorando sin parar, asustada,...
Cuando intentaban sacar el tema para que Lucía les contara lo que le había pasado esa noche, la chica se ponía a llorar otra vez. Las dos se habían olvidado completamente de sus chicos y de la magnífica velada que habían pasado los cuatro juntos. Paula no dejaba de preguntarse con quién habría estado Lucía esa noche y Carla solo podía imaginarse mil situaciones horribles en las que su mejor amiga sufría y quedaba con el mismo aspecto con el que se la encontraron. Después de mil preguntas sin respuesta decidieron irse a dormir; ya hablarían al día siguiente cuando su amiga estuviera más calmada.

*Gracias por los comentarios en el capítulo anterior. Quiero aclarar que aunque deje de publicar la novela (que no creo que lo haga) seguiré escribiéndola, tengo pensado terminarla y después reescribirla porque tiene muchos fallos... 
Bueno, espero que os guste el capítulo y sigo agradeciendo los comentarios eh ;)

sábado, 17 de marzo de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 29.

“¡Hola Josu! ¿Puedes quedar hoy por la tarde? Quiero hablar contigo ;) Un beso, Paula” Mandó el sms mientras volvía a casa para comer, ya había hablado con Dani, que no se había tomado muy bien la noticia de romper. Tras estar un rato largo intentado no hacerse daño el uno al otro quedaron como amigos, podía resultar difícil al principio, pero seguro que lo conseguían; Dani no se parecía en nada a su mejor amigo, con Raúl era casi imposible llevarse bien. Inmediatamente le llegó la respuesta de Josu: “Hola :) Claro que puedo quedar, a las 5 donde siempre ¿vale? Te quiero”
Carla y Paula, cada una en su casa, se prepararon rápidamente cuando terminaron de comer, las dos habían quedado con sus chicos. Paula fue la primera en salir de casa, “a las cinco donde siempre” le había dicho Josu, a menos cuarto ya estaba allí.
-¡Hola! Ya veo que tu también has llegado pronto.
-Si, tengo algo que decirte y estoy un poco nerviosa...
-¿Qué te parece si vamos a tomar algo?
-Genial.
Caminaron hasta un bar cercano, Paula no conseguía tranquilizarse, pero tenía que sacar el tema de alguna forma; la pregunta era ¿cómo? Después de pedir no tardaron mucho en servirles sus bebidas, Paula bebió un trago y comenzó a hablar, le temblaba la voz, pero no se iba a ir de allí hasta decirle a Josu todo lo que sentía por él.
-He cortado con Dani.
-Lo siento, ¿qué ha pasado?
-Me está empezando a gustar otro chico.
-Ah... ¿Puedo saber quién es?
-Deberías saber quien es.
-No entiendo.
-Eres tu, bobo...
-¿En serio?
-Si, en serio.
-Te quiero, Paula.
Tras mil palabras de amor los dos salieron del bar y entre besos llegaron a un parque donde se sentaron en la hierba. Lo que no sabían era que en ese mismo parque, a escasos metros de ellos, estaba Álvaro esperando su novia.
-¡Hola Álvaro!
-Hoy la tierra y los cielos me sonríen,
hoy llega al fondo de mi alma el sol,
hoy la he visto... la he visto y me ha mirado,
¡hoy creo en Dios!
-Me gustan tus saludos, cari. Solo te ha faltado un beso...
-Bueno, si me lo pides...
Y después de un largo beso comenzaron a pasear, Carla no dejaba de pensar en la poesía que Álvaro le había recitado nada más llegar; estaba completamente segura de que el poema de navidad se lo había regalado él. Tras un rato hablando decidieron ir a cenar los dos juntos a una pizzería que no quedaba muy lejos; Carla llamó a su madre para pedirle permiso, no le costó mucho ya que últimamente le dejaba mucha libertad, Carmen confiaba en ella. La chica no paraba de darle vueltas a la cabeza, ¿habría sido él?
-Quiero hacerte una pregunta, Álvaro. ¿Fuiste tu el de la poesía?
-¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
-¿Eso es un sí?
-Si, es un si. Te quiero Carla, recuérdalo.
-Yo también, y mucho. Otra pregunta, ¿de quién son las poesías?
-La de navidad la hice yo y las dos que te recitado hoy son de Bécquer.
-Imaginaba que la del regalo era tuya, tiene un toque personal que me encanta; pero no tenía ni idea de que las otras eran de Bécquer...
-Igual te suena alguna más conocida como:
“Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... yo no sé
que te diera por un beso.”
-Me encantas.
Continuaron caminando hasta que se encontraron con Paula y Josu; por lo que Carla vio, ya estaban juntos. Se puso muy contenta por sus amigos y les invitó a ir a cenar con Álvaro y con ella a la pizzería. La pareja aceptó y los cuatro se dirigieron al local, era un sitio pequeño y agradable donde la comida estaba deliciosa.
Estuvieron toda la noche riendo entre bromas y recuerdos, se lo pasaron muy bien. Las chicas con sus novios y los chicos con sus novias, todo fue perfecto, por lo menos para ellos.

*Ya lo dije en Tuenti, pero lo digo también aquí. Sé que estos últimos capítulos son algo más flojos y que la historia ya no es tan interesante; pero es que estos días he estado más centrada en otra novela (en mi opinión es mucho mejor aunque todavía no la voy a publicar). Pero bueno, a lo que iba, tengo la impresión de que ya casi nadie lee mi historia y me gustaría pediros a todos los que me leéis que me dejéis un comentario; porque yo no quiero dejar de publicar la novela pero publicarla para que no la lea nadie...
De todas formas, muchas gracias a todos los que leéis LQDM e intentaré que la historia sea más interesante ;)

lunes, 12 de marzo de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 28.

Caminaba nerviosa hacía la plaza principal, volvía a llegar tarde, Álvaro ya debía de estar allí esperándola. Cuando le vio a lo lejos un escalofrío recorrió su cuerpo, intentó acelerar el paso pero hacía tanto frío y llevaba tantas capas de ropa puestas que le resultaba imposible ir más rápido. Por fin llegó y se saludaron con dos besos, Carla no sabía por donde empezar ni como sacar el tema.
-¿Qué tal las vacaciones?
-Muy bien y ¿tu?
-Bien, aunque ya te lo dije el otro día, te he echado mucho de menos, Carla.
-Yo también. Mira, quería decirte una cosa pero no sé como...
-Dila, sabes que puedes contarme lo que quieras.
-Te quiero.
Y por una vez, fue la chica la que se acercó a besarle. Un beso que él no rechazó, el beso más deseado por ambos, su primer beso; un beso largo y apasionado que no cesó ni cuando la lluvia empezó a caer. Ese ocho de enero lo recordarían siempre, el día que comenzaron a salir juntos, eran felices, muy felices. Álvaro se alegraba de que por fin hubiera pasado lo que tanto tiempo llevaba deseando y Carla estaba contenta por haber encontrado a un chico como él.
Cuando cesó la lluvia fueron agarrados de la mano hasta el paseo que bordeaba el río, los dos reían y se divertían. Carla, poco a poco, volvía a ser la misma de siempre, y aunque el chico no sabía nada a cerca de sus problemas, notaba que estaba mucho mejor que cuando la conoció, sus ojos brillaban de una forma especial, enamoraban incluso más que el primer día que se vieron.
Tras estar un rato caminando por allí, con besos, abrazos, sonrisas y palabras llenas de amor y cariño, se empezaron a alejar del pequeño parque donde habían acabado. Antes de irse a Carla le pareció ver a Josu, sin dudarlo la pareja se acercó a donde estaba el mejor amigo de la chica. Él estaba dado la vuelta, por lo que no les vio; por un lado apareció Paula que tampoco se fijó en ellos, se acercó al banco donde estaba Josu y le dio un beso en al mejilla. Carla estaba muy extrañada y se acercó más a ellos, estuvieron hablando un poco, al parecer en esas vacaciones se habían hecho muy amigos.
Al día siguiente Lucía y Paula fueron a casa de su mejor amiga, todas tenían algo que contar, no había ni una mala noticia.
-Empiezo yo chicas, ¡estoy saliendo con Álvaro!
-¡Oh! Me alegro mucho Carla, de verdad.
-¡Se veía venir! Me alegro mucho por vosotros Carli. Paula, te toca.
-Creo que ya no quiero a Dani, voy a cortar con él. Estoy enamorándome de otra persona...
-¿De quién? ¿De quién? ¿De quién?
-Creo que yo ya lo sé... ¡Josu!
-Paula, ¿Carla tiene razón? ¿Te gusta Josu?
-Si...
Y estuvieron así un rato más, felicitando a Carla por su nuevo novio y haciéndole un interrogatorio a Paula sobre su romance con Josu. Al principio Lucía y Paula pensaban, al igual que yo, que ese chico tan amigo de Carla sentía algo por ella, pero su amiga les había dicho mil veces que solo eran amigos, muy buenos amigos. Ahora Lucía ya estaba convencida de que se equivocaban, Josu siempre había querido a Paula, ¡qué bien lo disimulaba!
-¡Tranquilas chicas! Con tanta emoción y tanto amor en el ambiente no me habéis dejado contaros mi buena noticia.
-¡Pues a que esperas Lu!
-¡Eso, habla! Que cuando terminemos de celebrarlo voy a llamar a Dani para quedar mañana y cortar...
-Sabéis que a principios de abril es mi cumpleaños, bueno, pues he estado hablando con mis padres sobre lo que quiero y no tienen pensado comprarme una moto...
.¿Y esa es la buena noticia?
-Ahora viene lo bueno Pau. ¡Me han dicho que por mi 17 cumpleaños me van a regalar cuatro billetes para ir a Roma en verano!
Tres billetes para tres amigas, solo tenían que encontrar a un adulto que utilizara el cuarto. ¿A quién llevarían?

*Espero que os guste el capítulo 28 :) Últimamente no estoy muy inspirada en esta historia y creo que se nota... pero bueno, dejadme comentarios con vuestra opinión ^^