Seguidores

jueves, 5 de enero de 2012

Lo que dice una mirada. Capítulo 7.

Poco a poco pasaban los días, unos más lentamente que otros, Carla seguía intentando aparentar normalidad aunque la verdad es que ver a Raúl no le hizo ningún bien, por suerte tenía a Josu, a Lucía y a Paula. Ella no era la única que lo estaba pasando mal, Raúl también estaba sufriendo mucho, ambos en silencio, sin contarle a nadie sus problemas.
A pesar de la gente que le apoyaba, Carla se sentía sola, notaba que no podía con nada, que era demasiado débil ante todo... Lo único que le hacía desconectar un rato de sus pensamientos era organizar la fiesta en casa de Lucía.
El martes ya estaba toda la fiesta planeada, música, comida, bebida, gente que iba a ir,... Al final decidieron invitar a las dos clases de 1º, hicieron invitaciones para que no se les olvidara nadie y las repartieron el miércoles. Todo iba genial hasta que las tres entraron en la clase de 1º B antes de que salieran al recreo para darles las invitaciones. Cada una cogió unas cuantas y se pusieron a repartirlas, Carla tuvo la mala suerte de que le tocó darle la invitación a Raúl. Fue un momento muy incómodo para ambos. Ella se la dio sin mirarle a la cara, no tenía fuerza, y él no fue capaz ni de mover la cabeza, sabía que toda la culpa era suya y se sentía mal, muy mal; pero no tenía pensado reconocerlo.
Después del recreo, Carla fue a su taquilla a buscar los libros para la tercera hora. Le estaba costando demasiado olvidar a Raúl, cruzarse con él por los pasillos todos los días no ayudaba y el extraño encuentro que habían tenido hoy, menos. Ese chico por el que tanto estaba sufriendo pasó por ese pasillo y se dirigió a donde estaba ella, cuando esta lo vio se sorprendió mucho. Los dos se miraron a los ojos, Raúl cada vez estaba más convencido de que Carla le había enamorado, su Carla, su vida, su cielo y su sol, su ex... Durante unos segundos se perdió en sus preciosos ojos verdes y olvidó por completo lo que iba a decirle.
-¿Hola?
-Hola Carla...
-¿Que quieres?
-Aunque no creo que te apetezca, yo venía a hablar contigo.
-Pues, sinceramente no, no tengo muchas ganas; pero te escucho.
-Gracias. Para empezar quería pedirte perdón por todo lo que pasó, sé que no hice bien y me encantaría que me perdonaras; también sé que no lo vas a hacer y que te da igual si yo me siento mal o no... Aunque no quieras seguir conmigo, que sepas que te echo mucho de menos y que me gustaría ser tu amigo, no quiero llevarme mal con nadie y menos contigo.
-La verdad es que no me imaginaba que tu pudieras venir a donde mi, reconocer lo que hiciste mal y además pedirme perdón. Me has sorprendido...
-Bueno, supongo que esa sorpresa será buena, ¿no?
-Muy buena. De todas formas no sé si puedo perdonarte así sin más y fingir que no ha pasado nada...
-A ver, yo no te pido que me perdones ahora mismo, solo te digo que poco a poco me encantaría que fuésemos cogiendo algo de confianza y poder pensar que en un tiempo podemos volver a ser amigos.
-Está bien. De momento no te perdono del todo, pero en un futuro podemos llegar a ser amigos otra vez.
-Gracias Carla, te quiero.
Y así, sin más, Raúl se fue y Carla se quedó con la boca abierta ¿le había dicho “te quiero”? Si. Raúl le había dicho “te quiero”. Estaba a punto de ponerse a llorar cuando Paula fue a donde ella y le dijo que tenían que ir a clase, esas lágrimas tendrían que esperar.

2 comentarios:

  1. IMPRESIONANTE! Me encanta tu forma de escribir =)
    besos, Sara :)

    ResponderEliminar
  2. alucinante!!! piensa volver con ese despreciable??
    k pase de el k si lo a echo una vez seguro k volvera a hacerlo no una si dos y tres veces mas

    ResponderEliminar